La reciente revelación de un ingeniero de Boeing respecto a posibles defectos de montaje en los modelos 787 Dreamliner y 777 ha desatado una investigación por parte de la Agencia estadounidense de Aviación Civil (FAA), generando preocupaciones sobre la seguridad de vuelo de estos aviones, según fuentes oficiales.
El ingeniero, identificado como Sam Salehpour, quien cuenta con más de una década de experiencia en la compañía, alertó a la FAA sobre el montaje inadecuado de las diferentes secciones del fuselaje del Dreamliner, señalando que estos podrían debilitar la integridad estructural de la aeronave con el tiempo y, en casos extremos, llevar a la separación de las secciones durante el vuelo después de numerosas operaciones.
La FAA ha confirmado la apertura de una investigación tras recibir los reportes del ingeniero, subrayando la importancia de los informes voluntarios y sin temor a represalias en el mantenimiento de la seguridad aérea. En respuesta a las preocupaciones planteadas, la FAA ha declarado que se están llevando a cabo evaluaciones exhaustivas de los señalamientos.
Por su parte, Boeing ha rechazado categóricamente las acusaciones, asegurando que extensos análisis llevados a cabo tanto por la empresa como por la FAA no han revelado preocupaciones significativas sobre la seguridad de vuelo de los aviones en servicio. La compañía ha calificado las acusaciones como infundadas y ha reafirmado su compromiso con los más altos estándares de seguridad y calidad en la fabricación de sus aeronaves.
Estas revelaciones han puesto a Boeing en el centro de la controversia, especialmente después de una serie de incidentes recientes, entre los cuales se destaca el desprendimiento de una puerta ciega en un vuelo de Alaska Airlines operado con un 737 MAX, que resultó en un aterrizaje de emergencia. Estos eventos han aumentado la atención y la escrutinio sobre la seguridad y la calidad en la industria de la aviación.