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    ¿El bienestar psicológico en México está en riesgo?

    Opinión

    Alberto Montoya Hernández es psicólogo social y psicoanalista desde hace más de 30 años, es egresado de la UAM Xochimilco y cuenta con maestría en psicología clínica en la UNAM. Ha impartido clases en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, es miembro del Círculo Psicoanalítico Mexicano A. C. Fue fundador del Cine Club de la casa de León Trotsky y es coordinador del cine club debate del Círculo Psicoanalítico.

    Cuenta con dos libros publicados: “Paisajes de la locura” y “Acompañar la locura, en las encrucijadas de un Sancho Panza”. A pesar de la pandemia, ha continuado con sesiones de psicoanálisis, con sus clases y su cineclub, todo de manera virtual.

    Desde su perspectiva, ¿cuáles considera que son las problemáticas a las que nos enfrentamos los mexicanos en la pandemia?

    Podemos decir que depende de cada persona, de cada familia y de las condiciones sociales, digamos, de cada país. Creo que la afectación se da de manera distinta. Cuando en un país hay un apoyo para toda la gente que se va quedando sin trabajo, reciben un seguro de desempleo y están muy cómodos en sus casas.

    Podríamos pensar ¿esas son secuelas? ¿para quiénes son las secuelas?, en México es un contraste total: un gobierno que no apoya a empresas y trabajadores, la mayoría de la gente vive al día y es muy común el autoempleo. Vino la pandemia y, en primer lugar, lo que se presenta es una crisis económica tremenda, porque esa gente debe seguir trabajando y obtener dinero para el sustento de su familia.

    ¿Qué complicaciones mentales tiene para el ser humano estar en confinamiento?

    Esto de “quédate en casa” simplemente, para algunas personas, no podía ser, aunque sus trabajos no eran esenciales para la salud. Se desarrolló mucho más el famoso home office: trabajar desde casa o donde estés con tu computadora. Es una ventaja la cuestión digital, aunque para otros se volvió lo contrario, es decir, no salir de la casa y tener que trabajar todo el tiempo.

    Alberto Montoya. Fotografía de Mère Folle Project

    La falta de privacidad en las familias ha impedido que sus miembros puedan tener una terapia.

    La convivencia familiar se volvió conflictiva, cuando queda cancelada esa socialización, las patologías de cada uno se agudizan y los espacios vitales empiezan también a quedar cuestionados. Estar siempre con la misma persona todo el tiempo, tolerando los síntomas propios y del otro se vuelve una problemática.

    Las personas tenemos comportamientos obsesivos compulsivos y por la pandemia se han incrementado los que tienen que ver con la limpieza, ¿qué provoca estas obsesiones?

    El miedo, digamos que, psicológicamente, hay personas que tienen una estructura obsesiva en su forma de ser, como las personas que tratan de tener todo en orden o las personas que son muy puntuales. En general buscan tener controlado todo: a sí mismos, a los demás y a lo desconocido, el confinamiento desencadena toda una serie de problemáticas que el individuo ya tiene consigo mismo.

    Algunas personas vivían con mucha angustia por el contagio al grado de que comenzaban a aparecer conductas hiper obsesivas. En un principio, no se sabía muy bien cómo se daba el contagio, incluso se hacía énfasis en que uno podría contagiarse tocando las cosas contaminadas.

    Uno podría pensar que una persona que es obsesiva con la limpieza tiene muchos sentimientos de culpa y los quiere “lavar”, pero para saber eso hay que investigar en su historia. Todas esas culpas que carga una persona obsesiva pueden ser un síntoma heredado.

    ¿Usted cree que las terapias y los servicios de salud mental son prioridad, por qué?

    Claro, yo creo que es parte de los efectos psicológicos de la pandemia. El hecho de estar hablando de las angustias o los sueños que se tienen en estos tiempos ayuda a que esto se aminore. Para los jóvenes fue como una especie de castigo el privarse de ver a sus amigos, novios o novias y dejar sus actividades.

    Dentro de la familia se veía como algo injusto el no poder realizar sus actividades comunes, pero si se moría alguien de la familia venía un gran sentimiento de culpa en los hijos, en los nietos. Si bien, no es algo que ocurra con intención, se está jugando con el inconsciente, como decía Freud “Toda muerte en el inconsciente es vivida como un crimen”.

    Las secuelas no se ven ahora, se harán más notorias al paso de los años.

    Entonces tener un espacio donde tú puedas hablar y analizar situaciones que no vemos o no nos damos cuenta de que ocurren hasta que otra persona lo dice, el sentirse escuchado y acompañado por alguien más resulta muy benéfico para cualquiera.

    ¿Qué piensa sobre los servicios gratuitos de apoyo psicológico a través de llamadas telefónicas que han surgido, y que son implementados por instituciones como la UNAM o el gobierno con LOCATEL?

    Pienso que cualquier espacio que se ofrezca de atención es bueno, no estoy muy enterado, pero supongo que hay servicios gratuitos en la Cruz Roja o en la UAM. Básicamente ofrecen una terapia de contención de pocas sesiones porque son demandas masivas, no hay infraestructura para poder mantener un servicio tan abundante. No sé qué tanto se recurrió a ello, la falta de privacidad en las familias (espacios a solas) ha impedido que sus miembros puedan tener una terapia. Pero gratuito o no, creo que es importante ser escuchado.

    ¿Qué secuelas cree que enfrentará la población en un futuro?

    Después de la pandemia veremos las secuelas a nivel mundial en la economía, en la educación. En México la situación escolar es pésima, los niños pueden salir de la primaria sin saber leer y los profesores no pueden reprobarlos, ahora imagina una falta de enseñanza durante un año o dos años, todas las deserciones.

    El niño pierde su proceso de desarrollo de pensamiento y de maduración, puede haber generaciones enteras de jóvenes sin una carrera. Los niños podrían llegar a la primaria o secundaria con graves problemas pedagógicos y de pensamiento, las secuelas no se ven ahora, se harán más notorias al paso de los años.

    En cuanto a los niños que no tuvieron interacción con otros de su edad, ¿qué tipo de problemáticas van a enfrentar en su desarrollo social?

    Depende de factores como la edad, por ejemplo, los niños que nacieron en el “año COVID” están con sus papás y ahí no hay tanto problema; si son niños que estaban por terminar la primaria tendrán una mayor afectación al igual que a los jóvenes que pasaban a la preparatoria, muchos no conocen ni sus instalaciones.

    Todo ese contacto social, que es muy importante, se pierde y se tendrá que ir recuperando poco a poco, el problema es que ahora muchos niños y jóvenes prefieren recurrir a lo virtual, hay gente que se hace mucho tiempo para trasladarse a sus lugares de destino y prefieren quedarse en sus casas. Se debe pasar por todo un proceso de retornar a la presencia física, habrá secuelas en el aprendizaje y en la socialización.

    Creo que el miedo hasta cierto punto es normal,como lo es el miedo a la muerte, es una fobia entendible y sana.

    Y para las personas que perdieron a algún familiar o ser querido por el COVID-19, ¿cree que les será más difícil vivir su duelo y superarlo, por qué?

    Este tipo de respuestas se deben pensar caso por caso. Cuando hay situaciones traumáticas los duelos pueden quedarse detenidos por años, durar toda la vida, incluso pueden transmitirse a otras generaciones. Un trauma ni si quiera está en un proceso de duelo ni de pérdida, es algo tan fuerte que todavía no hay posibilidades de procesarlo mentalmente y de separarse de esa persona.

    Los duelos son normales, se tiene que aprender a aceptar la naturaleza de la muerte, la persona seguirá presente en uno mientras la recuerde. Los que viven la muerte de manera traumática necesitan un trabajo terapéutico fuerte y profundo para empezar a vivir un duelo.

    Hay personas que están muy afectadas con esta situación, ¿a qué cree que se deba este “trauma”?

    Estas situaciones de trauma se parecen a las situaciones de guerra, cuando hay bombardeo y minas debes pensar cómo te vas a mover y actualmente también: ideas un plan A, plan B y plan C.

    Son situaciones que producen terror, es mejor tener un miedo moderado sin caer en el pánico, a diferencia de la negación total o la omnipotencia “a mí no me pasa nada”. El usar cubrebocas es un símbolo de “yo te cuido”, más allá de ser una barrera para el virus, es una forma de decir “pienso en ti, yo te cuido”. Se habla de la importancia de considerar a los otros, ser empáticos y sensibles al dolor del otro.

    ¿El bienestar psicológico en México está en riesgo?
    Cortesía del entrevistado

    ¿Qué cree que haya causado el miedo de algunas personas a salir de sus casas y de volver a relacionarse con el exterior?

    Creo que el miedo a la muerte es una fobia entendible y sana hasta cierto punto. Ya que se van generando muchos mitos, se propicia la infodemia, es decir, el pánico que se causa a través de noticias amarillistas, sensacionalistas y de especulaciones, de repente ya no se sabe a quién creer y los políticos ocultan verdades.

    Yo como psicoanalista, escuchando a los pacientes que trabajan en distintas áreas: médicos, comunicadores, en la calle, te enteras de una realidad que no se parece a lo que te están diciendo en los medios de comunicación.

    Para cerrar con el tema, ¿qué recomendaciones puede dar para mantener una salud mental óptima en la situación actual?

    Lo que te diría un psicoanalista, es tener un espacio donde puedan hablar de sus ansiedades y angustias, que busquen estar acompañados porque yo creo que eso los fortalece y ayuda a que no se sientan solos en momentos que generan muchos miedos e incertidumbre.

    El entrevistado se despidió remarcando la importancia de preservar una salud mental, de esta manera es menos complicado enfrentar las diversas circunstancias que nos rodean a lo largo de nuestras vidas.

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