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    OpiniónFelicidades Tierra, lamento todo lo que te hemos hecho: Carlos Matus

    Felicidades Tierra, lamento todo lo que te hemos hecho: Carlos Matus

    Opinión

    De algo tenemos que hablar

    Hoy es el Día de la Tierra. Nuestro pálido punto azul flotando en el espacio, diría el científico y divulgador, Carl Sagan.

    En este, nuestro hogar, han vivido cada hombre y mujer que hemos amado y que amaremos. Cada ser que conocemos habita aquí, como un ecosistema único, que nos ha protegido y alimentado a lo largo de nuestro viaje por el cosmos. 

    Y mientras más conocemos del universo, nunca antes nos habíamos sentido tan insignificantes. 

    Felicidades Tierra, lamento todo lo que te hemos hecho: Carlos Matus

    Nuestro planeta es frágil. Es una partícula finita de recursos, que hoy en día estamos acabando más aceleradamente, y mientras el capitalismo voraz nos invita a mirar a las estrellas y la conquista del espacio para satisfacer nuestro ego consumista, no nos percatamos que nuestro planeta sufre. 

    No es casualidad que cada año se rompan record’s de altas temperaturas, o que se presenten más huracanes y tormentas. 

    Esta es la tierra buscando adaptarse a todo lo que hemos modificado. Defendiendo de nosotros. Nos hemos convertido en los habitantes incomodos de un planeta que puede seguir sin nosotros, pero nosotros no podemos existir sin él. 

    Hemos sido voraces y aquí van unos datos de miedo que han salido a relucir los últimos días: solo el 2.5% de la superficie del planeta se encuentra virgen, además de que se estima que para el 2050 ya no existirán peces para sustentar la demanda, debido a que se han roto ciclos de reproducción. 

    Cada generación está siendo testigo de una degradación más acelerada de los recursos naturales. 

    La situación es crítica. Nuestra extinción de cierne sobre nosotros. No es alarmismo, es realismo. Hace apenas un año, por ejemplo, Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, fue la primera macrociudad en declararse sin agua para sustentar a su población. En México, desde hace años, el centro del país ha vivido ese calvario, especialmente asentamientos en el Estado de México. 

    Y mientras tecnologías ecológicas se han creado desde hace varios años, están se han paralizado por falta de capital o por leyes restrictivas.

    Aquí en México, por ejemplo, es todavía todo un largo y engorroso proceso el poder instalar paneles solares en el propio hogar. Desde firma de convenios con la CFE, hasta elevados costos, es lo que atraviesan usuarios que quieran acceder a energías renovables. 

    No es de extrañar, pues, que la apuesta energética más importante de la actual administración sea la construcción de una nueva refinería, para proveer de petróleo y gasolina al país. (Paréntesis sobre este tema, apenas ayer el gobierno de los Estados Unidos dio a conocer la intensión de que para el 2035 la mitad de sus vehículos sean eléctricos, es decir, no ha terminado ni la construcción de la refinería de Dos Bocas, y ya tiene una fecha de caducidad menor a los 20 años). 

    Sin embargo, ante toda la catástrofe que se cierne sobre nosotros, cada día más mujeres y hombres han tomado la batuta de buscar un cambio. Cada día se suman más personas que han comprendido que es hora de virar el timón y cambiar el rumbo de nuestro estilo de vida. 

    En Quintana Roo, por ejemplo, se ha reforzado una idea de sustentabilidad. Es la nueva generación la que está comprendiendo y visualizando la depredación de los recursos naturales. 

    Así pues, tenemos a personas como Jossy Zamora, incansable promotora de contenido ecológico, quien se ha sumado a la tarea de enlazar y digerir contenido de investigadores y científicos y transmitirlo de forma sencilla a un amplio sector de la población. 

    También se encuentran comunicadoras como Adriana Varillas, quien se ha destacado desde hace años en el periodismo ecológico y de denuncia medio ambiental, y que ha significado un faro de lucidez noticiosa ante la voracidad empresarial.

    O de forma más directa y también más silenciosa, acciones como la que realizar Agustín Olivares, ingeniero forestal con 30 años de experiencia en combates de incendios, y quien desde hace 23 años se dedicó en cuerpo y alma en recuperar 5 hectáreas devastadas de selva en Puerto Morelos y hoy en día ha regresado la vida y la diversidad en una porción territorial que había sido dada por infértil y muerta en su reserva ecológica, Rancho Hermanos Olivares.

    Estos son algunos ejemplos de los esfuerzos de personas en Quintana Roo que han dejado alma y corazón en la búsqueda de preservar nuestra tierra, desde el lugar que en el que eligieron vivir, porque han comprendido, que hoy en día, estamos más cerca de rebasar los límites de sustentabilidad en este punto azul pálido, al que tenemos que ver como nuestro hogar, esta tierra, tan nuestra, tan de todos, y que nunca nos había necesitado tanto como hoy en día.

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