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    Crónica de un contagio anunciado desde el INEGI

    Opinión

    Al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI), le pasó como el famoso refrán ‘Una vez el niño ahogado, tapan el pozo’, y es que a pesar de la pandemia del Covid-19 y de que decretaran la Fase 2 en México, el personal del Censo de Población y Vivienda 2020 (CPYV), continuó con las encuestas y algunos encuestadoes fueron contagiados del coronavirus. Hoy ni supervisores, jefes, coordinadores o el titular de la institución les dan la cara.

    Alan es uno de los 150 mil encuestadores de todo el país, con una carga de trabajo de tocar 500 puertas y aplicar los cuestionarios del 2 al 27 de marzo. La institución le otorgo 200 pesos para que se comprara cubre bocas y gel antibacterial y continuará realizando su trabajo, solo que los titulares de la institución desconocen que se trata de un gel que protege de bacterias, no de virus y que un cubre boca si no se cambia cada cinco horas no funciona, además que el coronavirus también puede entrar por los ojos.

    Con desesperación y la voz quebrada, nos cuenta Alan, que entrevistando a uno de los jefes de familia de una vivienda este le estornudó en el rostro, su reacción fue lavarse el rostro con el gel antibacterial, lo cual no sirvió de nada unos días después ya presentaba varios de los síntomas del Covid-19.

    Declaró que sin saberlo ya era portador del Covid-19; él continúo realizando los cuestionarios en otros hogares, tuvo contacto con compañeros del INEGI y con su familia en donde vive su esposa, su hija de siete años y su abuelito de 70 años, con el pasar de las horas y los días sus síntomas empeoraron, lo que le complicaba ir a trabajar.

    Por lo que decidió presentarse a los servicios de urgencias del ISSSTE y al realizarle la prueba rápida del Covid-19, dio positivo lo enviaron de reposo a casa, sin embargo, cada día se sentía peor y a pesar de estar separado de los miembros de su familia, temía que fuera a contagiar a su abuelito e hija, así que dos días después pidió que lo hospitalizaran.

    El 29 de marzo, los médicos lo detectaron más recuperado y le pidieron que continuará con los cuidados de su hogar y de manera afortunada ningún miembro de su familia se contagió del Covid-19.

    Alan ahora tiene otra prueba que superar y es que el INEGI no le quiere reconocer el contagio como riesgo laboral, hoy 31 de marzo su contrato venció y si no sale de su casa a entregar el uniforme, la mochila y la tableta, no le depositan su quincena y en el momento que eso suceda, él y su familia pierden de manera automática los servicios de salud del ISSSTE.

    Cabe destacar que el personal del INEGI del CPYV 2020, además de haber sido expuesto a la pandemia del Covid-19, llegaron a tocar puertas donde eran puntos de venta de drogas, los asaltaron, los amenazaron, sufrieron ataques de perros, no tenían un lugar donde ir al baño y en algunas zonas del país hasta vivieron balaceras.

    Ahora México es declarado con una emergencia sanitaria y endurecen sus medidas contra el Covid-19; en Quintana Roo se contrataron a dos mil encuestadores, de estos 930 fueron para el municipio de Benito Juárez.

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