En el contexto de la escalada de tensiones entre Rusia y Occidente debido al conflicto en Ucrania, recientemente se ha intensificado el intercambio de advertencias y amenazas relacionadas con la confiscación de activos rusos congelados en el extranjero.
Después de que Estados Unidos y sus aliados impusieran sanciones financieras que prohíben transacciones con el Banco Central y el Ministerio de Finanzas de Rusia, así como la congelación de alrededor de 300 mil millones de dólares en activos soberanos rusos en instituciones financieras europeas, las autoridades rusas han respondido con una retórica contundente.
El domingo pasado, funcionarios rusos, incluida la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova, y el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, emitieron declaraciones advirtiendo sobre posibles represalias severas si los activos rusos confiscados no son devueltos. Zakharova afirmó que Rusia nunca cedería territorios en Ucrania a cambio de la devolución de activos congelados, subrayando que la soberanía del país no está sujeta a negociación.
Por su parte, Peskov destacó que, a pesar de las medidas adoptadas por Occidente, aún existe una cantidad significativa de dinero occidental en Rusia que podría estar sujeto a medidas de represalia por parte de Moscú. Enfatizó que Rusia utilizará todas las opciones legales disponibles para defender sus intereses y responder a lo que considera un «robo occidental».
Esta escalada retórica refleja la creciente tensión entre Rusia y Occidente, con ambos bandos mostrando determinación en la protección de sus intereses y recursos financieros. La situación plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones internacionales y la estabilidad económica en la región, así como la posibilidad de una escalada aún mayor en el conflicto.