La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, publicó que del total de investigadores que hay en el mundo, sólo 29.3 por ciento son mujeres; En las Academias Científicas únicamente el 12 por ciento de sus miembros, también son mujeres y de los Premios Nobel apenas el 3 por ciento han sido otorgado a una mujer. Por otra parte, aunque en América Latina el porcentaje de mujeres científicas es más alto, en México apenas alcanza el 35%. Esto muestra la desigualdad en oportunidades para el acceso femenino a profesiones de Ciencia, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas agrupadas bajo el acrónimo STEM; que podrían asegurarles un mejor futuro y trabajos mejor remunerados. Según La Unión Europea, si suficientes mujeres trabajaran en estas áreas, para el año 2050 el PIB per cápita crecería del 2.2 al 3 % y se crearían hasta un millón doscientos mil empleos.
Con esta visión la ONU, celebra el 11 de febrero de cada año el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y promueve que las naciones las impulsen como artífices para alcanzar el Desarrollo Sostenible a través de la ciencia, la innovación y la tecnología en sus comunidades. La pregunta es ¿Cómo lograrlo? pues una investigación del Instituto Mexicano de la Competitividad revela que no existe una política pública federal definida y que en cada entidad federativa se presentan acciones diversas de forma aislada, algunas del sector público y otras del privado. Muchos promueven el que haya más inducción al STEM desde la primaria y secundaria para despertar más la inquietud de las niñas y su vocación, pues lamentablemente sólo el 8% de ellas se interesan en dichas áreas.
Las profesionistas que hoy ejercen disciplinas como la robótica, la biotecnología, la cibernética y muchas más, podrían visibilizarse ante las nuevas generaciones de niñas para animarlas a seguir su ejemplo.
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