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    Los casinos como actividad turística: Cristina Alcayaga

    Opinión

    Como inicio del 2020, el tema de los casinos en Quintana Roo vuelve a surgir en medio de una nueva polémica. La razón es que los diputados estatales otorgaron una exención de impuesto, a los gastos en juegos y concursos en favor de las personas o empresas que realicen nuevas inversiones por encima de los 40 millones de pesos en casinos.

    La disposición fue incluida en el artículo séptimo transitorio de la Ley de Ingresos, publicada en el Periódico Oficial del Estado el 27 de diciembre del 2019. La reacción en contra de diversos sectores de la sociedad no se hizo esperar no solo porque la medida fue a quemarropa y no formaba parte del paquete fiscal que el poder ejecutivo envió al poder legislativo para su discusión, sino porque revive los cuestionamientos sobre, si los casinos realmente generan desarrollo y beneficio económico en las comunidades donde operan. —Respuestas que se estimaban ya contestadas—.

    Las Vegas sin duda fue un éxito porque se creó en medio del desierto, donde no había nada, absolutamente nada, ni siquiera personas y ahora su gran éxito no es el juego, sino los shows, los parques, los malls, etc. Pero en el caso de ciudades establecidas donde se han pretendido expandir los casinos bajo el argumento de que es una industria que detona la economía, los resultados opuestos son manifiestos; un ejemplo es Atlantic City.

    El ‘Institute for American Values’ encontró que, en ciudades donde se pretendió establecer casinos en los Estados Unidos de Norteamérica desde 1990, la mayoría de los asistentes eran gente local apostando sus salarios, jugando en las máquinas tragamonedas, y que viven a poca distancia de los casinos, en su mayoría asalariados o jubilados. También se dio el surgimiento enorme de la ludopatía o adicción al juego que conlleva un enorme costo social y económico en la vida de las personas, sus familias y sus empleos. El estudio citado reporta que los casinos dependen de los ludópatas quienes generan entre 35 y 50 por ciento de sus ganancias.

    Otros efectos negativos son, los ilícitos que atraen los casinos como la evasión fiscal, así como la interrogante, de si el gobierno local está preparado para hacer frente a los problemas de seguridad y salud pública que se derivan de una actividad que está comprobada, no es una industria y no genera beneficios más que a sus propietarios.

    La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, declaró ayer que no se han otorgado permisos para nuevos casinos, y el presidente López Obrador dijo: “Nada de casinos en el país”, que quede claro.

    Me despido de ustedes y les invito a seguirme en Twitter @Cristinalcayaga.

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