Una actitud consciente hacia la naturaleza femenina, la fuerza de la mujer y su papel en la sociedad está ahora muy trendy.
Cuando me invitaron por primera vez a una entrevista en relación con el Día Internacional de la Mujer, sinceramente no entendía de qué debería estar hablando. No recuerdo ni un solo día de mi vida que he pensado a qué género pertenezco. En el país, la familia y la sociedad en las que crecí, no existían diferencias ni ventajas de uno u otro.
Hoy, después de tantos años en México, ciertamente entiendo el tema y estoy infinitamente orgullosa de las increíbles mujeres mexicanas que están cambiando el país y, a veces, el mundo. Tengo dos favoritas: Alondra de la Parra y Elisa Carillo.
Esa ligereza del ser, la apertura que se manifiesta en la amplitud de los movimientos de Alondra con su batuta de directora de orquesta, está presente e inspira, con solo mirarla, puede decirse: quiero vivir de manera diferente, permitirme sentir y expresarme como esta mujer que siente tan libre en un oficio de hombre.
Otros se sentirán incómodos, porque para las personas más cerradas les cuesta aceptar los personajes como Alondra.
La libertad puede molestar, uno subconscientemente sabe que no se ha encontrado a sí mismo, no vive su propia vida y le duele mirar a una persona tan completamente realizada, verdaderamente libre. Mas cuando se trata de mujeres.
El increíble proyecto de Alondra, su ‘La Orquesta Imposible’, donde reunió los 30 mejores artistas orquestales del mundo y fue su directora a distancia para recaudar fondos para las víctimas de la violencia doméstica: es una verdadera hazaña creativa, es una actitud consciente hacia sus propias oportunidades que sabe canalizar para un fin público. Alondra recaudó casi medio millón de dólares con este proyecto. Dinero tan necesario para ayudar a los más vulnerables, mujeres y niños, que siguen viviendo en una prisión domiciliaria con sus déspotas y violadores. Al presentar esta situación, entiendo aún más lo que significa para algunas ser mujer o niña en este país.
En este contexto, no se puede no mencionar a otra mujer increíble, Elisa Carrillo, primera bailarina del Ballet del Estado de Berlín, primera y única bailarina mexicana en recibir el Premio Benois en Rusia, quien también participó como bailarina en ‘Orquesta Imposible’ y en muchos otros.
Elisa creó La Fundación Elisa Carillo Cabrera con el objetivo, ‘de impulsar la difusión, la educación y el desarrollo de la danza en México, así como apoyar y fomentar otras expresiones artísticas – culturales del país’.
Organizó el Festival Internacional de la Danza, creó la Beca Elisa Carrillo Cabrera, sigue bailando sin cesar y comprometiéndose con sus proyectos sociales y culturales, incluso estos últimos seis meses, encerrada. Cuando miras a estas mujeres, comprendes que para ellas no hay pretextos para el trabajo duro para lograr sus objetivos.
Pero no son las únicas, en México hay una regla exclusiva: si un talento del arte o del deporte mexicano sale al gran mundo, es decir – se convierte en una figura significativa en el escenario mundial – casi siempre organiza algún tipo de fundación, organización o festival, que generalmente tiene dos propósitos: promover su arte / deporte en el país y tener un elemento caritativo y educativo dentro de este proyecto.
Esta regla, seguro, es el resultado de una falta o ausencia de ayuda o proyectos de parte de Estado, pero solo aquí, de hecho, todo el que ha logrado tener oportunidades, necesariamente hace algo por su familia, escuela, aldea, pueblo o … país.
Alondra, Elisa, mis queridas chicas, además de su increíble belleza física, son increíblemente hermosas internamente, estoy orgullosa de Ustedes y segura que México también. Ustedes son ejemplo del increíble poder femenino que tanto necesita nuestro país.