En el marco de la discusión de la polémica ley sobre los dólares en efectivo y el Banco de México, el presidente López Obrador aceptó reunirse con un grupo de empresarios que le externaron su preocupación por las implicaciones de ser aprobada: una baja en la calificación crediticia de México y menos inversión por la posibilidad de que dinero sucio se colara al banco central de una de las economías más importantes del mundo.
Los empresarios fueron cuidadosos en el tono, pero claros en extender su preocupación. Le compartieron evidencias, le citaron estudios, le trasladaron alertas que se habían ido emitiendo desde distintas fuentes.
La respuesta que les dio el presidente es una radiografía perfecta de quién es López Obrador y cómo gobierna.
Les dijo que él ya había escuchado muchas opiniones negativas sobre la llamada Ley Banxico. Que el gobernador del Banco de México y varios subgobernadores se habían reunido con él para expresarle su rechazo. Que también el secretario de Hacienda le había advertido de los peligros. Que el canciller le había comunicado las preocupaciones de Estados Unidos si la ley se volvía realidad. También su asesor externo, Alfonso Romo. Que el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera estaba alarmado. Que otro grupo de empresarios se había igualmente manifestado en contra…
…pero que él no creía que estaba mal, que podía ser buena, que estaba bien tener una ley así para ayudar a los migrantes y sus familias en el cambio de los dólares que mandan de remesas.
Los interlocutores se fueron de espaldas.
La Ley Banxico fue aprobada en el Senado como si nada. Pasó a la Cámara de Diputados, donde está en la congeladora. No hay fecha para su discusión.
La ley eléctrica del presidente López Obrador es el nuevo punto crítico de tensiones con el empresariado mexicano, que considera que es el principio del colapso económico de este sexenio. También con empresas extranjeras y varios gobiernos del mundo. El presidente de México no parece estar dispuesto a ceder un renglón de su iniciativa.
¿Habrá espacio a la negociación? ¿Será la ley eléctrica una línea roja en la relación AMLO-empresarios? ¿Será una línea roja de las que el presidente se ha vuelto especialista en cruzar sin consecuencias? ¿O será el sello final de un rompimiento largamente confeccionado?
SACIAMORBOS
Suena a sismo dentro de la Alianza Federalista. El expediente contra el gobernador de Tamaulipas, el panista Francisco García Cabeza de Vaca, exhibió una división entre quienes lo apoyan frente al ataque del gobierno y entre quienes consideran que se está pertrechado en la Alianza para buscar impunidad. Los inconformes dicen que el siguiente en usar el bloque para lo mismo es el gobernador saliente de Michoacán, Silvano Aureoles. Veremos.