Hoy hablaré de ese día especial, cuando se combinan todo tipo de emociones, cuando el único deseo debe ser: “la felicidad del amor de su vida en esta nueva aventura”, y de un personaje muy especial entre todos los que están presentes en una boda: la mamá del novio.
Muchas personas relacionan la palabra elegancia con aburrido, viejo, serio, formal. Sin embargo, por lo menos para mí, significa encontrar el equilibrio y la suavidad adecuada para que te veas radiante. En este caso, la elegancia nos permite mirar a una mamá orgullosa, radiante y feliz del inicio de esta nueva etapa en la vida de su hijo.
Lo primero es un maquillaje adecuado al tipo de rostro, que nos permita suavizar las líneas de expresión, para lo que tenemos un aliado maravilloso: la hidratación. Es importante que la base de maquillaje y los correctores sean naturales y con una consistencia hidratante para lograr una piel radiante.
Debemos difuminar suavemente el corrector entre las líneas de expresión para que se desvanezcan, recordemos que si utilizamos polvos, ya sea sueltos o compactos, las líneas de expresión se marcarán más.
Aunque las pestañas están de moda, deberemos usar pestañas más naturales y no caer en excesos innecesarios por la costumbre y el ansia de que estas sean cada vez más grandes. El largo de las pestañas debe ir de menor a mayor a partir de su comienzo hacia afuera de las mismas. Es importante que la pestaña no rebase la cuenca del ojo. Es mejor si terminan antes de que la curva del párpado empiece a descender.
Las cejas deberán tener un pigmento que combine con el tono del cabello, así como trazos suaves hacia arriba. La forma dependerá de las características del rostro y de los volúmenes con los que contamos y, por supuesto, de la personalidad.
Para un día tan especial, el cabello puede ser recogido o semirecogido. Esto dependerá de la estructura facial,