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    Túnez logra una hazaña al vencer a Francia, pero no fue suficiente

    Francia estropeó su imagen imponente por una rotación exagerada que abrió las puertas de la historia a Tünez, aunque no lograron la clasificación por culpa de la pifia danesa.

    Opinión

    Francia estropeó su imagen imponente por una rotación exagerada que abrió las puertas de la historia a Tünez, aunque no lograron la clasificación por culpa de la pifia danesa.

    Un gol del magnífico Khazri hizo soñar a Las Águilas de Cartago, que acabaron siguiendo el otro partido en los móviles del banquillo. Les cupo el consuelo de una victoria que pudo esfumarse en el último suspiro, con un gol de Griezmann anulado por fuera de juego.

    Nadie puede reprochar a Deschamps que manejase a su grupo como más le convenía. Sólo una debacle absoluta le sacaba del primer puesto, así que decidió cambiar a todo el equipo menos a Tchouaméni y Varane.

    La cuestión es que, con las otras tres selecciones aún peleando su suerte, queda feo. Túnez se vio beneficiada y lo aprovechó, apretando los dientes desde el primer al último minuto.

    Khazri, nacido en Ajaccio y estrella del Montpellier, dirigió el asalto de las Águilas de Cartago. Puso una falta con música en el minuto 8 que remató con la tibia Ghandri para marcar, pero en fuera de juego.

    Túnez logra una hazaña al vencer a Francia, pero no fue suficiente

    La impresión fue evidente en el 1-0, tras el descanso, Khazri porfió con Fofana, clavado pidiendo falta, el 10 se escapó en vertical, quebró con facilidad a Varane y cruzó con suavidad a la red.

    Locura en la grada, con superioridad norteafricana, tan ruidosa como efímera. Casi sin tiempo para disfrutar, a los cinco minutos, marcó Australia, ya con Khazri sustituido por agotamiento.

    Obligado por la imagen pésima, Deschamps relevó a medio equipo. Mbappé, Dembélé y Griezmann para apañar la tarde. Obviamente, mejoró Francia, produciendo un buen puñado de llegadas.

    Se supo entonces cómo paraba Dahmen, el meta tunecino, que mostró los nervios del equipo. Aunque no estaban clasificados, hacían lo más difícil, batir a la campeona del mundo, y esperaban un favor de Dinamarca.

    Se fue Slimane, también exhausto, y Túnez se metió en la cueva. Sufrió lo indecible, esperando que los móviles y las tabletas iluminaran un milagroso gol danés.

    No llegó, pero cupo el consuelo de un triunfo que también pareció escaparse en el 97′, con un gol de Griezmann. Sólo queda imaginar el drama que se habría vivido si ese tanto hubiera decidido la suerte del grupo.

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