En el universo del fútbol, la oportunidad de compartir cancha con Lionel Messi es un anhelo que muchos jugadores desean fervientemente, pero que solo unos pocos privilegiados logran alcanzar. Santiago Giménez podría haber sido uno de esos pocos, formando parte del exclusivo grupo que jugó junto al mejor futbolista del mundo. No obstante, su firme determinación de defender los colores de México sobre la Selección Argentina redirigió completamente ese destino.
A pesar de haber nacido en Argentina, país con una gloriosa tradición futbolística, Giménez optó por representar a México, donde se trasladó a los dos años de edad debido a la mudanza de su padre, el exjugador de Boca Juniors, Christian Giménez, quien comenzó a jugar en Veracruz.
En una entrevista con el periodista Christian Martin, el delantero de 22 años expresó su admiración por Messi, calificándolo como «el mejor de la historia», pero dejando claro que preferiría competir contra él que formar parte de su equipo. Sus palabras fueron contundentes: “Estoy feliz con la decisión. Mi familia me planteaba dudas sobre representar a Argentina, pero mi corazón no estaba allí. Estoy feliz con la resolución que tomé y con lo que puedo soñar junto a la selección mexicana”.
La elección de Giménez está arraigada profundamente en su vínculo emocional con México, el país que lo vio crecer y donde forjó su identidad futbolística. Su historia se entrelaza con el legado de su padre, quien también dejó una huella imborrable en el fútbol mexicano.
Santiago Tomás Giménez vino al mundo el 18 de abril de 2001 en Argentina, pero su vida dio un giro cuando la familia se trasladó a México en 2004, estableciendo su residencia en Veracruz. Criado en tierras aztecas, el joven futbolista inició su carrera en el Cruz Azul, el mismo equipo en el que su padre culminó su exitosa trayectoria, antes de dar el salto al fútbol europeo.
El Feyenoord de la Eredivisie holandesa se convirtió en su nuevo destino, donde su desempeño en el terreno de juego ha sido notable. Con 23 goles en su primera temporada y 18 en la segunda, fue reconocido como el Jugador Más Valioso (MVP) en su debut.
Su compromiso con la selección mexicana es innegable, habiendo disputado 21 partidos con tan solo 22 años. En el 2023, se coronó campeón de la Copa Oro de la Concacaf, saboreando el éxito con el equipo nacional.
A pesar de descartar la posibilidad de representar a la Selección Argentina, Giménez ha expresado su deseo de seguir los pasos de su padre y jugar en Boca Juniors. Para él, sería un sueño vestir la camiseta del club de sus amores. Sin embargo, prioriza consolidar su carrera en Europa antes de dar ese paso.
El amor por Boca y el respeto por Cruz Azul han estado presentes en la vida de Santiago desde su infancia. Su corazón está dividido entre ambos equipos, ya que cada uno representa un capítulo esencial en su vida: la herencia de su padre y sus propias vivencias en el fútbol mexicano.
Santiago Giménez es más que un talentoso futbolista; es un joven que ha tomado decisiones con convicción, siguiendo su corazón y labrando su propio camino en el mundo del fútbol, honrando sus raíces y su pasión por este deporte universal.