¿Para qué sirven los tiburones? La respuesta es complicada y por necesidad se alinea con los intereses o ideales de quien responde a la pregunta.
Para los pescadores, los tiburones son un recurso pesquero que provee trabajo, alimento, medicamentos, pieles y materias primas diversas. Proporcionan seguridad económica y sustento a numerosas familias. Para ilustrar este punto, hasta hace unos cuantos años, un juego de aletas de un tiburón toro de unos cien kilos podía reportar al pescador cerca de 100 dólares. Con esta clase de incentivo, no es de sorprenderse que las poblaciones de tiburones a nivel global terminaran, literalmente, por pagar el precio.
Para los habitantes de las comunidades costeras e insulares dedicadas al turismo, los tiburones son un poderoso atractivo, pues interesan a los amantes de la aventura y de las actividades extremas. En numerosos destinos se puede observar, nadar, bucear e interactuar con estas singulares criaturas, y la demanda de estas actividades crece aceleradamente.
Para los naturalistas, ecologistas y defensores del medio ambiente, los tiburones son parte importante de la cadena alimenticia, y por consiguiente del ecosistema marino.
Se estima que menos del diez por ciento de la población original de tiburones sobrevive actualmente. El desequilibrio resultante en el hábitat marino es severo y sus consecuencias impredecibles. Estudios científicos recientes indican que el deterioro en los sistemas arrecifales en el Mar Caribe están ligados a la ausencia o escasez de tiburones.
Los biólogos pesqueros y los reguladores de pesquerías enfrentan complicados retos para administrar eficientemente el recurso, pues la captura del tiburón está ligada a la de otras especies, como el atún, el marlin y el pez espada. Cantidades significativas de tiburón son sacrificadas como captura incidental, mayormente no deseada y no aprovechada integralmente.
Nuestros principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, están implementando reglamentación pesquera altamente restrictiva por especies, zonas y temporadas. Varios estados de la Unión Americana prohiben la posesión o comercio de aleta de tiburón.
México figura entre las diez naciones que capturan más tiburones, con una participación ligeramente superior al cuatro por ciento del total; sin embargo, es sabido que cuando menos un treinta por ciento de la captura no se reporta ni contabiliza. Nuestros mismos socios comerciales nos critican con dureza por nuestra falta de compromiso con la sustentabilidad en materia pesquera, pues compartimos recursos y cuencas oceánicas. En los litorales mexicanos las poblaciones de tiburón están muy maltrechas. Especies costeras y residentes como la tintorera o el pez sierra están al borde de la extinción. A las especies pelágicas y migratorias se les captura sin mesura y sin tomar en cuenta áreas y temporadas de reproducción o alumbramiento.
En el ámbito local, los tiburones colocaron a Isla Mujeres en el escaparate mundial con el fenómeno de los tiburones dormidos, descubierto por buzos locales e inmortalizado por Jaques Cousteau en uno de sus más celebrados documentales: The Sleeping Sharks of the Yucatan. Hoy, el paraje conocido como La cueva de los tiburones dormidos está moribundo, sin tiburones y despojado de toda especie con algún valor. Los pescadores comerciales lo visitan con regularidad y arrasan con todas las especies. La comunidad de Isla ha perdido un atractivo de valor incalculable y debe aplicarse para conservar lo que aún sobrevive. Los tiburones son inmensamente más valiosos vivos que muertos.
Numerosas organizaciones con membresía global proponen y promueven la conservación del tiburón y/o su aprovechamiento no extractivo. Muchos de sus adherentes y simpatizantes denuncian las prácticas destructivas o abusivas donde y cuando las observan.
Una organización que merece mención por sus estrategias inusualmente atractivas e innovadoras es Saving Our Sharks, quien actualmente trabaja en Isla Mujeres con la comunidad pesquera, proporcionando incentivos a los pescadores para migrar a un aprovechamiento no extractivo del tiburón.
Una luz al final del túnel
Quintana Roo es pionero y líder en avistamiento y nado con especies marinas. El nado con tiburón ballena se inició en Holbox hace poco más de veinte años. Un año después, Isla Mujeres se sumó a la actividad, al descubrirse una enorme agregación de tiburones al este de Contoy en aguas abiertas. Es la mayor agregación conocida en el mundo y se ha observado sin interrupción durante los últimos veinte años. Con evidencias claras en video se han llegado a contabilizar más de quinientos individuos. Veteranos investigadores de numerosas y prestigiosas instituciones califican este fenómeno como nada menos que asombroso y espectacular.
Somos anfitriones y depositarios de un vasto tesoro natural que exhibe amplio potencial para seguir enriqueciendo nuestras vidas y asombrando a propios y extraños. Es, pues, nuestro obligado deber, ejercer y exigir una mayordomía a la altura del extraordinario entorno natural que nos ha sido confiado.