Cuando el Banco de México optó por elegir Cancún a finales de los años sesenta del siglo XX como polo de desarrollo turístico sobre otros enclaves nacionales como Huatulco, Ixtapa, Los Cabos, etc., fue debido a su ubicación privilegiada, su recursos paisajísticos y adicionalmente por la presencia de vestigios de la cultura maya prehispánica, que contribuían a darle un plus sobre todos los destinos del Caribe con los que tendría que competir Cancún.
Haciendo un poco de historia, debemos recordar que la región que actualmente ocupa el Estado de Quintana Roo fue el primer punto de contacto con los españoles en el siglo XVI, sin embargo, dada la inexistencia de minas para extraer oro y plata, la hizo permanecer marginada durante los 300 años del periodo colonial y más allá, hasta finales del siglo XX, es decir, a partir del surgimiento de Cancún en 1970 que se convierte la zona norte del estado en un polo de desarrollo regional a nivel nacional, lo que atrajo a cientos de miles de inmigrantes a la zona.
Quizá de manera insospechada para muchos, la cultura maya es parte esencial de la identidad de Quintana Roo, sede de la resistencia cultural maya (Guerra de Castas, 1847-1901), por lo que hablar de arquitectura cancunense con reminiscencias mayas tiene mucha lógica, aunque se haya producido en un sentido romántico-turístico que invisibiliza en gran medida la cultura maya contemporánea.
Los vestigios arqueológicos mayas, cercanos e incluso dentro del Plan Maestro de Cancún como El Rey, San Miguelito, Yamil Lu´um y la cercanía de El Meco, de alguna manera permearon en la visión inicial de la arquitectura cancunense; algunos hoteles en la zona de playas fueron concebidos como “pirámides” es decir, como grandes volúmenes de perfil escalonado que de manera simbólica recreaban los basamentos de los templos mayas, tal es el caso de los hoteles Sheraton Cancún Resort (1978-2005), Casa Maya (1980), Gran Cancún Oasis (1986), Gran Meliá Cancún (1989, actualmente Paradisus Cancún), Caesar Park (1994, actualmente Iberostar Cancún), entre otros.
Las plazas comerciales también siguieron las referencias mayas en su diseño, como por ejemplo Flamingo (1988), Kukulcán (1992 ) y Mayfair, remodelada al estilo maya en los noventa bajo el nombre de Mayafair y que actualmente opera como Mayafair Design Hotel.
En la zona fundacional de Cancún, originalmente concebida como “pueblo de apoyo” a la zona de playas o turística, también existen interesantes expresiones de arquitectura con influencia maya, así como ejemplos dispersos por la mancha urbana.
La arquitectura maya cancunense tiene que ver básicamente con aspectos formales y simbólicos (compositivos y ornamentales, no funcionales o tecno-constructivos), inspirados en dos variantes estilísticas:
PUUC, del período clásico tardío (600-900 d.C.) cuyos vestigios arqueológicos se encuentran actualmente al sur del estado de Yucatán, entre ellos Uxmal, Sayil, Labná y Kabah. Dentro del repertorio ornamental tomado prestado de este estilo, podemos encontrar principalmente molduras tipo junquillo en muros y frisos, grecas también en frisos, “celosía” de cruz maya, y mascarones de Chaac (dios de la lluvia).
COSTA ORIENTAL, del posclásico (900-1,550 d.C.) correspondiente a la zona norte del actual estado de Quintana Roo; siendo esta la región en la que se ubica Cancún. Entre los sitios arqueológicos más representativos están Tulum, Xel-Há, El Rey, Cobá y Muyil (aunque estos dos últimos originalmente tienen influencias del estilo Petén).
Los elementos compositivos en las fachadas que podemos encontrar en la versión moderna de este estilo prehispánico están los siguientes: falsos arcos mayas empleados como puertas principales de ingreso, la doble cornisa, columnas, muros con un intencionado desplome, y hasta aros del juego de pelota, que por cierto en la Costa Oriental no se han encontrado canchas para la práctica de este juego ritual, y si las hubiera están en ciudades del periodo clásico que fueron ocupadas posteriormente por gente del posclásico.
Es común que tanto el estilo Puuc y el Costa Oriental se encuentren mezclados, sin más afán que denotar “identidad maya” lo cual a su vez contribuye a darle identidad no solo a Cancún, sino a todo nuestro estado.
Cabe señalar que con la llegada del siglo XXI las referencias mayas disminuyeron casi en su totalidad en los círculos ilustrados del quehacer arquitectónico, dando paso al minimalismo, carente de referencias al contexto regional natural e histórico y con un lenguaje muy reductivo y a la vez global.
Sin embargo, en el ámbito popular de la arquitectura y en el discurso oficialista se puede percibir aún las referencias a la cultura maya, por ejemplo las bancas del nuevo Parque de la Equidad.