Pensaba que en Cancún no existía una biblioteca Pública que satisficiera las necesidades de investigadores, de estudiantes o de lectores de todos los géneros por igual; sin embargo, quedé impactada cuando me enteré de que la biblioteca “Antonio Enríquez Savignac”, de la Universidad del Caribe -ubicada camino a Playa Mujeres-, está abierta al público en general y no solo al alumnado universitario.
Además de ser un edificio muy cómodo con aire acondicionado, cuenta con un acervo de 36 mil ejemplares y 18,500 títulos, actualmente en proceso de digitalización, un archivo histórico de Cancún, y tiene acceso a las mejores bibliotecas digitales integradas por cientos de miles de libros electrónicos, revistas y artículos de todo el mundo, contando con 100 computadoras para consulta.
No pude evitar relacionar este hecho con un libro que recomiendo muchísimo y yo lo estoy leyendo, se titula “El Infinito en un Junco” de Irene Vallejo, autora española; quien con una narrativa impecable y sencilla, nos ubica en la legendaria ciudad de Alejandría construida 300 años A.C. por Alejandro Magno, y narra que el faraón Ptolomeo I, fundó la biblioteca en esa ciudad, la más grande del mundo antiguo; estaba abierta a todo el que quisiera aprender y llegó a tener más de 900,000 manuscritos que se plasmaban en papiros, hojas que los egipcios obtenían de los juncos, planta común del río Nilo -de ahí el nombre de la obra-, y que hebreos, griegos y romanos, utilizaron durante siglos.
Relata como Ptolomeo III mandó misiones a todos los confines para adquirir libros para la biblioteca; quería albergar las obras originales de los grandes filósofos griegos, y cómo los esclavos eran quienes producían, enseñaban y hasta transcribían los libros.
La obra es un relato de la sobrevivencia del libro y las ideas plasmadas en ellos a través de la historia, pasa por las dos guerras mundiales, y alcanza hasta los conflictos recientes de nuestro siglo XXI. Pero si además quieren saber dónde leer y consultar casi todo lo que quieran, acudan a la Biblioteca Enríquez Savignac de la Universidad del Caribe, que es como nuestra biblioteca de Alejandría local, seguramente les sorprenderá.
Me despido y les invito a seguirme en Twitter @Cristinalcayaga.