Un día después del intento de golpe de Estado en Bolivia, el presidente Luis Arce ha rechazado contundentemente las acusaciones del general detenido Juan José Zúñiga. Este último, quien lideró el fallido golpe, afirmó que fue Arce quien le ordenó ejecutar un autogolpe para aumentar su popularidad.
En una conferencia de prensa realizada en la Casa Grande del Pueblo, Arce negó rotundamente estas afirmaciones. “Él actuó por cuenta propia”, señaló. “Nunca estuvimos informados sobre lo que él pretendía, menos de las movilizaciones que él las realizó y, por supuesto, todo lo contrario. Más bien, hemos quedado sorprendidos”, afirmó el mandatario.
La declaración de Arce responde a las acusaciones que Zúñiga hizo antes de ser arrestado. Rodeado por periodistas, el exjefe del Ejército aseguró que se reunió con Arce en días previos y que el presidente le sugirió preparar algo para mejorar su popularidad, lo que incluía la movilización de tanquetas en las calles.
Desde el mismo miércoles, el Gobierno boliviano publicó un comunicado negando cualquier implicación en un autogolpe. El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, reforzó esta postura en una entrevista, indicando que Zúñiga, ahora destituido, intentaba “enlodar con todas estas acciones realizadas por él al presidente”.
El intento de golpe, que duró solo unas horas, involucró la irrupción de vehículos blindados y militares en el Palacio de Gobierno, generando temor e incertidumbre entre los bolivianos y condena internacional. Hasta la fecha, 17 personas han sido detenidas, incluido Zúñiga.
Arce también informó que la inteligencia militar no le reportó nada sobre los planes de Zúñiga, una situación que pidió esclarecer. En una llamada telefónica al expresidente Evo Morales, Arce lo advirtió sobre los eventos en curso, resaltando la solidaridad y preocupación mutua, a pesar de las diferencias políticas actuales entre ambos líderes del partido Movimiento Al Socialismo (MAS).
El desarrollo de las investigaciones determinará el destino de los detenidos y esclarecerá los detalles de este intento de golpe de Estado, que ha sacudido la estabilidad política en Bolivia.