Leonor de Borbón tendrá la posibilidad legal de asumir el cargo de jefa de Estado de España después de su 18 cumpleaños, a partir de este martes, mediante un juramento a la Constitución. Este hito representa un distanciamiento del controvertido final del reinado de Juan Carlos. La princesa realizará su juramento en una sesión especial de las Cortes, un procedimiento similar al que pasaron su abuelo Juan Carlos I en 1969, cuando fue designado sucesor por el dictador Francisco Franco, y su padre Felipe VI en 1986, ya en una España democrática.
En palabras de Leonor durante la entrega de los Premios Princesa de Asturias el 20 de octubre, «comprendo muy bien y soy consciente de cuál es mi deber y de las responsabilidades que conlleva».
Según el experto en realeza José Antonio Zarzalejos, este acto reviste gran importancia, ya que proporciona estabilidad y continuidad a la monarquía. Juan Carlos fue un rey excepcional que pilotó la transición a la democracia, pero su reputación se vio afectada por asuntos relacionados con su vida personal. Su hijo Felipe VI ha restaurado la imagen de la monarquía, y su nieta Leonor continuará esta labor, ofreciendo además una conexión y sintonía social debido a su género.
A diferencia de su abuelo, Leonor no genera antipatía y representa un alejamiento de los años de Juan Carlos. Su historia es más convencional, centrada en su educación y estudios. Además, habla varios idiomas y está en proceso de aprendizaje de otros.
Leonor ha comenzado su formación militar, siguiendo los pasos de su padre, y se espera que curse su carrera universitaria en España antes de completar un máster en relaciones internacionales en una universidad extranjera de renombre.
Además, Leonor comparte el título de princesa heredera con otras tres jóvenes europeas: Catalina Amalia de Países Bajos, Isabel de Bélgica y Victoria de Suecia, todas ellas destinadas a ocupar tronos en sus respectivos países en el futuro.