Reflejos, color, luz, caos, y de este, belleza; así es el trabajo de Pamela Berlanga, joven fotógrafa que a través de cristales hace explotar la mente de quien observa sus imágenes
En su estilo, la refracción juega un papel primordial para llevar al espectador a una búsqueda casi onírica de la realidad. Pamela confesó que cuando tomó las primeras veces una cámara, lo hizo como una necesidad de generar memoria, lo que comenzó a mutar poco a poco al alimentarse de todo lo que veía, leía y contemplaba.
“Siempre me ha gustado el cine y creo que de la cinematografía que he visto me he retroalimentado, además del trabajo de muchos fotógrafos que me permitió generar un estilo más personal”, dijo.
Y es así como poco a poco comenzó a fijarse en lo que pocos ven: el caos, la destrucción y el reflejo físico y metafórico. “Me gusta fotografiar reflejos, porque en sí, el sistema de capturar una imagen funciona a base de la reflexión de la luz; es una necesidad de imagen que me alimenta y motiva”, expresó.
Pero esto tiene una intención velada detrás de ella: al ser actualmente la vida muy rápida, la gente no ve imágenes por más de dos segundos. “Lo que más me interesa es que la persona se detenga a ver mis fotos, las descifre. No juego con la manipulación digital, las cosas que ya están ahí son las que utilizo. Juego, deformo y abstracto, los hago ver desde una perspectiva que haga pensar que no están ahí”, explicó.
Se calificó como una ‘cazadora de perspectivas ignoradas’ que a menudo se descubre tirada en el suelo mientras toma fotos de charcos, texturas y reflejos. “La gente me mira de forma extraña”, confesó sonriendo.
Actualmente continúa en el desarrollo de esta serie de retratos con reflejos, pues siente que aún no ha encontrado la imagen que tanto ha anhelado, sin embargo, se sigue divirtiendo en el camino.
En esta serie ha creado una fusión entre la abstracción y la fotografía de moda, viendo bajo otra perspectiva la figura humana, su armonía, disrupción, los límites de la interpretación, pero sobre todo, la delicada fragilidad de nuestra condición ante la mutación de la realidad.
“Al final de las cosas, mi fotografía es la búsqueda de respuestas a mis propias preguntas”, finalizó.