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    OpiniónEl último dictador de Europa: Armina Wolpert

    El último dictador de Europa: Armina Wolpert

    Opinión

    El domingo 9 de agosto de 2020 se celebraron elecciones en Bielorrusia, tras las cuales el presidente de este país de 65 años, Alexander Lukashenko, obtuvo más del 80% de los votos, superando ampliamente a los otros cuatro candidatos y siendo reelegido para un sexto mandato.

    Bielorrusia es vecino de Lituania donde yo crecí. Los lituanos somos mucho más occidentales, Bielorrusia es muy soviética. Así ha sido, desde la desaparición de la URSS hasta la actualidad.

    Un poco de geopolítica:

    La República de Bielorrusia declaró su independencia después de la caída de la URSS y se convirtió en una especie de corredor de Rusia a Europa.

    Lituania, Letonia y Estonia se trasladaron al bloque occidental y Bielorrusia se convirtió en el único país cercano a Rusia en las fronteras de Europa.

    Debido a su ubicación geopolítica, Bielorrusia se ha convertido en un importante socio estratégico de Moscú en Occidente.

    Después del ‘Maidan’ (La ultima ‘revolución naranja’ de Ucrania), Rusia perdió a su socio estratégico  que era Ucrania y no puede permitirse perder a Bielorrusia.

    Bielorrusia también es un importante socio económico, miembro de la Unión Económica Euroasiática, un corredor importante para la exportación de productos rusos a Europa.

    Por otro lado el Occidente considera a Bielorrusia un país europeo. Europa, a su vez, considera a Bielorrusia como el centro del que pueden provenir las amenazas de Rusia.

    La retirada de Estados Unidos del Tratado sobre la Eliminación de Misiles de Alcance Intermedio y Corto, y las declaraciones de Washington de su intención de redesplegar armas nucleares de Alemania a Polonia, aumentaron la importancia de Bielorrusia para Rusia y Europa.

    Si Bielorrusia queda bajo el control de Occidente, Rusia en el frente occidental estará completamente rodeada de países ‘proeuropeos’. Por esta razón, Europa y Estados Unidos apoyan las protestas en Bielorrusia.

    Es una explicación breve porque tanto Rusia como Occidente lo apoyan. Pero en los lados contrarios.

    El principal tema y problema del país es su líder – Alexander Lukashenko con un perfil de psicológico desde muy joven de psicopatía mosaica. 

    El análisis de la personalidad de Lukashenko revela una serie de signos característicos de los trastornos de personalidad que hoy se expresan en la calle, en la actitud de los representantes del poder.  

    El pueblo bielorruso es muy amigable y muy tranquilo, pero a su manera permaneció en el pasado soviético, sin atreverse a cambiar nada.

    Pasaron los años y decidió cambiar de gobierno. En forma mas lógica y pacifica: con elecciones legítimas. De la noche a la mañana, esta gente tranquila y obediente salió a la calle…

    Hay que mencionar que todos estos años, bajo el liderazgo de Lukashenko, sus rivales políticos o simplemente desaparecieron o fueron encarcelados o los obligaron salir al extranjero.. así ha sido durante muchos años.

    Pero este verano, a principios de agosto, un fósforo encendió un fuego. ‘La Victoria’ de Lukashenko que planeaba postularse para su sexto mandato en el cargo, fue demasiado cínica.

    Los jubilados, estudiantes, obreros – todos, absolutamente todos con flores, banderas blancas y rojas, salieron en todo el país a exigir elecciones justas y la liberación de los opositores. 

    Lukashenko trata con sumo desprecio e ignora, no solo al Covid-19 (desde inicio de la pandemia simplemente lo ignoró, no se tomaron ningunas medidas para la protección de la población) sino también a las mujeres, mencionando que estas sirven solo para estar en la cocina.

    Su primitivo perfil de macho mezclado con el diagnóstico psiquiátrico se convirtió en el detonador para el pueblo más pacífico de Europa.

    Quienes se le enfrentan, son 3 mujeres, lass esposas de los opositores y así empieza una película de terror para Bielorrusia: Lukashenko golpea físicamente a su gente a centenares, todos los días, y al mismo tiempo se reúne ‘para negociar’ con la oposición en la prisión donde la puso. Lleva a los activistas con bolsas en la cabeza a la frontera y los arroja a otros países.

    Todos los días desde principios de agosto la gente sale a las calles, miles de personas, muchos de ellos que ya han sido capturados y golpeados. Los golpean terriblemente, los violan en las estaciones policiacas, destruyen sus casas, autos, negocios y la respuesta del pueblo es: salir nuevamente con flores, pacíficamente, pero nada detiene al usurpador. Sigue golpeando y matando a su gente.

    Hace un par de días las autoridades anunciaron que tenían permiso para usar armas militares. Esto significa que el número de víctimas aumentará.

    El carácter de los bielorrusos es increíble: después de miles de manifestaciones, las calles están limpias, la gente se quita los zapatos antes de subirse a un banco.

    La lucha toma miles de formas: el vendedor de flores las regala a todos, en unos días lo golpearán terrible … por estas flores …pero en el día siguiente la mitad de la ciudad hará cola para comprarle flores, para apoyarlo. Si la autoridad destruye un restaurante todo el mundo va allí,  hace fila y compra para apoyar. El pueblo expresa todas su facetas a diario  – jubilados, obreros, mujeres etc. – siguen saliendo a las calles, arriesgando su salud y la vida por algo tan efímero – la libertad.   

    El pueblo bielorruso está luchando solo. Rusia por las razones arriba mencionadas no ira contra el régimen, Europa observa de lejos, reclamando pero no actuando. Solo podemos cambiar la frase clásica: Pobre Bielorrusia: tan lejos de Dios y tan cerca al dictador.

    Hay muchas formas de luchar. Por lo general, se trata de una lucha política y hay poder y oposición, pero en Bielorrusia es un escenario único. La oposición se formó espontáneamente, no está físicamente presente, no indica qué hacer. El pueblo mismo encuentra sus propios escenarios de lucha, de apoyo y de humanitarismo.

    No está claro cómo terminará toda esta situación. Pero sí es claro que la gente de este país ha cambiado para siempre y que le enseñarán a la humanidad una lucha ‘humana’ por el poder. En el caso de Bielorrusia, la lucha por la libertad del último dictador de Europa.

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