Las riquezas arqueológicas de Chiapas, en particular las zonas de Yaxchilán y Bonampak ubicadas en la Selva Lacandona, enfrentan un serio declive en el número de visitantes, sumido en gran medida por la creciente violencia y el narcotráfico que asedian la región.
Según datos de la Coordinación Nacional de Desarrollo Institucional del INAH, Yaxchilán ha experimentado una disminución notable de visitantes, pasando de 71,571 personas en 2019 a 31,700 en 2023. Bonampak, por su parte, ha visto una caída similar, descendiendo de 57,901 a 32,478 en el mismo periodo.
El panorama se agrava con la situación en Lagartero, que en 2019 se posicionó como la segunda zona arqueológica más visitada en Chiapas, después de Palenque, con 71,843 asistentes. Sin embargo, en el último año apenas recibió la visita de 71 personas, ubicándose en el último lugar del estado.
Diego Prieto, director del INAH, reconoce que la violencia e inseguridad inciden en el flujo de visitantes a estas zonas, aunque destaca que existen múltiples factores en juego, sin proporcionar detalles específicos. El presidente Andrés Manuel López Obrador admitió el año pasado la presencia del narcotráfico en la Selva Lacandona, donde se informó sobre aterrizajes clandestinos de aviones cargados con cocaína.
Frente a este escenario, agencias de viajes como Mundo Chiapas recomiendan cautela y desaconsejan visitar Bonampak o Yaxchilán debido a la falta de seguridad en la selva.
En experiencias compartidas por turistas, se destacan obstáculos como cobros no regulados. En particular, se menciona un caso en TripAdvisor donde se relata un intento de cobro excesivo por traslado y guía para visitar Bonampak.
En términos generales, los museos y zonas arqueológicas de Chiapas han experimentado una disminución de más del 50% en visitantes en casi cinco años, pasando de 1,225,291 personas en 2019 a 563,507 en 2023.
Diego Prieto atribuye el aumento del turismo en las zonas de Yucatán y Quintana Roo al Tren Maya y al Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), señalando que estos proyectos han incrementado la afluencia de visitantes en sitios como Chichén Itzá, Tulum y Uxmal.
En medio de las dificultades, el INAH destaca que, a pesar de las circunstancias, Bonampak y Lagartero en Chiapas están en operación, al igual que Yaxchilán, aunque no es accesible debido a la falta de servicio de traslado en lancha desde la comunidad de Frontera Corozal. Además, Toniná enfrenta controversias con un particular propietario de un terreno necesario para el acceso.
Diego Prieto insta a valorar el trabajo del INAH en condiciones difíciles y subraya la importancia de una relación positiva con las comunidades circundantes para lograr una mayor gobernabilidad y beneficio compartido.
La situación se replica en Guerrero, donde los museos Fuerte de San Diego y Guillermo Spratling en Acapulco y Taxco, respectivamente, han experimentado una notable disminución en el número de visitantes debido a la inseguridad en la región. En total, en Guerrero, el público de museos y zonas arqueológicas disminuyó de 167,658 en 2019 a 103,309 el año pasado.