No cabe en mi corazón la tristeza de saber que ese joven que conquistó mi corazón por primera vez, aquel quien venía a 20 kilómetros de distancia cada día a verme, tomando la ruta corta Herradura-Pedregal, Jajajaja…, ese quien me escucho con cada una de mis penas adolescentes, quien me inspiró con cada una de nuestras vivencias a escribir mi primer libro, ese adolescente que hacía la tarea conmigo todas las tardes y hasta trazaba mis planos con grafos que se tapaban, aquel quien me enseñó lo que es que a alguien (fuera de mi papás) me amaba con todo el alma y que hoy a los 48 años se haya ido al cielo.
Ese primer amor a todos nos marca porque abre nuestras ilusiones al descubrir por primera vez lo que es una pareja, como ninguna otra lo hará… porque un primer amor jamás se olvida y sin importar los años o la cercanía, el corazón se queda ahí por siempre en esa primera cruzada de Cupido en nuestra vida. Lo que haya sido con los años esa persona, la hayas visto o frecuentado o no, esa conexión se queda para siempre y aunque lejanos, siempre fuimos cercanos y hoy me cuesta tanto decirle adiós…
Me cuesta tanto creer que eso a lo que llamamos vida y que todos damos por hecho, hoy se haya apagado tras muchas vivencias hermosas, pero también momentos de dolor, ya que sus ganas de comerse al mundo lo aceleraron; sus ganas de reír sin parar con esa increíble alegría que poseía, lo llevaron a buscar fuentes equivocadas para reír; su impresionante inteligencia hizo que su mente se activara sin descanso y tras una constante lucha con la fábrica de ideas que nunca descansaba, su mayor don, se convirtió en su peor enemigo.
Como tantos, estoy segura que él buscaba la felicidad, hacer feliz a su familia, tener éxito en su empresa para dar todo a su hijo y hacer sentir orgullosa a su mamá, a quien amaba profundamente y que se arrepentía de haber lastimado; y a su papá, un hombre bueno y amoroso con quien siempre se sintió reconocido y feliz.
Y si teniendo todo, él sentía que no tenía nada, es que como tantos y tantos tenemos un dragón 🐉 en la cabeza, un mal consejero, un villano que nos susurra al oído y a veces nos grita “no vales”, “no puedes”, “no eres suficiente”, “nadie te quiere en verdad”… y quizás es ese dragón quien se lleva la alegría y no nos deja brillar. Y hoy Juan Pablo a los 48 años se despide de este mundo para siempre, dejando una nota no escrita con su partida: “tener alegría es bueno, pero es mejor tener paz”.
Descanse en Paz Juan Pablo Martínez Alduncin y que sus angelitos lo reciban en el cielo con alegría y risas que tanto le gustaban. Hasta allá mis oraciones y que Dios te reciba ahí en ese lugar al que todos iremos a parar. (15-09-1973 – 30-05-2022). Justo te fuiste el día de tu graduación 👩🎓… 30 años después.
🖤🖤🖤🙏🙏🙏Mi mas sentido pésame a tus papás, hermanos, hijo, esposa y personas más cercanas.