En un inédito plebiscito, el domingo pasado se preguntó a los chilenos si aprobaban o rechazaban que se redacte una nueva Constitución Política. El ‘Si’ representado por la palabra ‘apruebo’ se impuso por una abrumadora mayoría del 78%. 14 millones de ciudadanos que acudieron a las urnas, hoy lo festejan. Además, también se votó por que los 155 miembros de la Convención Constituyente que redactarán la Carta Magna se elijan por voto popular. Es de destacarse que será la primera constitución paritaria ya que la mitad de sus integrantes deberán ser mujeres. También contará con una representación indígena.
El suceso es el resultado de las protestas sociales que comenzaron con marchas estudiantiles en el 2006 y terminaron con movilizaciones masivas el año pasado, en reclamo por la desigualdad social, para algunos, causada por el modelo económico. Ante la crisis social los partidos políticos impulsaron un Gran Acuerdo Nacional para realizar el plebiscito, en que los chilenos vieron como solución, la creación de una nueva constitución redactada desde cero.
Esta sustituirá a la de 1980 promulgada durante la dictadura de Augusto Pinochet, que pese a haber sido reformada en varias ocasiones, arrastra el recuerdo de aquel periodo de violencia política y muerte. Su cancelación simboliza el rompimiento con ese pasado y el nacimiento de una nueva etapa.
Sin embargo, los retos por enfrentar son enormes a decir de los analistas; se espera que su contenido recoja el sentir de todos los sectores involucrados y eso le dé legitimidad, para lo cual se requerirá una gran empatía, capacidad de negociación y aceptación de las ideas opuestas, ya que ningún grupo representado en los redactores tendrá mayoría y para aprobar cada norma será necesario el voto favorable de las dos terceras partes de los convencionistas.
Será un largo trecho para recorrer en un proceso cuyo siguiente paso es la elección de los 155 constituyentes en abril del 2021 y la aprobación del texto resultante por plebiscito obligatorio, en el 2º semestre del 2022.
De lograr un texto constitucional democrático y social a la altura de sus aspiraciones, habrán alcanzado una Carta Magna que será ejemplo para muchos otros países latinoamericanos. Sin duda el mundo estará pendiente de Chile que siempre que siempre nos ha puesto modelos económicos diferentes y ejemplos a revisar.