Desde sus orígenes, Cancuníssimo ha dado voz a los protagonistas del destino. Acompañante de los cambios en los últimos 30 años, son ellos quienes han vivido como ha cambiado el mundo, México y Quintana Roo. Sus voces, tienen el privilegio de ser contadas desde el protagonismo de sus actividades en diversos ámbitos.
Los últimos 30 años son quizá los años más convulsos y acelerados en cuanto a avances en los medios de comunicación que han existido en la historia. La llegada y posicionamiento del Internet, innovador en 1991, cuando Cancuníssimo publicó su primer número, ha dado paso a conceptos tan innovadores y futuristas como la realidad aumentada, la vida digital y las redes sociales.
Ya no somos lo que fuimos. Nunca más lo seremos. Estos 30 años han sembrado precedentes extraordinarios. Se han cambiado para siempre la forma en que nos relacionamos. La “black mirror” ha llegado para quedarse y con ello, la capacidad de adaptación de una sociedad que busca la innovación, sin perder su esencia en el camino.
Es ahí donde la voz de quienes han vivido estos cambios, desde sus áreas de experiencia, se convierten en valores indispensables para saber de dónde venimos y hacía donde vamos como destino, ámbitos político, económico, empresarial, turístico y social.
Para Quintana Roo ha representado retos. Desde la devaluación del peso, la llegada de Wilma, el crecimiento acelerado de una ciudad en relación directa con su éxito turístico, y más recientemente, los que han significado la llegada masiva del sargazo y el Covid-19, para los cuales no había precedentes.
Las siguientes voces vienen cargadas de historia, reflexiones, aprendizajes y, sobre todo, esperanzas para un futuro donde los cambios económicos, tecnológicos y sociales se dirigen a caminos para los cuales hay menos precedentes y que generan expectativa y asombro.
Ramón Abascal
Yo llegué a Cancún para quedarme por siempre, para llevar a cabo una nueva aventura de desarrollo dentro del destino que tiene nuestro estado, acompañado de un equipo de profesionales y gente sin temor a los retos, por encargo de un hombre visionario, inteligente, brillante, que en todo lo que hizo en su vida quería vernos a los mexicanos bajo la óptica de primer mundo, calidad total en el hacer y calidad de vida para los trabajadores menos favorecidos, Don Carlos Hank González, “el Profesor”.
Esto inició aproximadamente en 1998, pero él ya lo había visto en su mente, muchos años antes. Se trataba de desarrollar un complejo de 376 hectáreas y 4.2 km de frente de mar Caribe y un sistema lagunar y estuario llamado Chacmuchuc hacia el poniente de la propiedad, con una hermosa isla enfrente: Isla Mujeres, lugar lleno de magia. Sería un complejo de usos mixtos, de acceso controlado, que incluía marina, campos de golf, hoteles, residencias, pero todo bajo un concepto nuevo al que nombró “Playa Mujeres”.
Para ello y antes de iniciar, nos mandó a conocer cientos de desarrollos de acceso controlado en diversos lugares del mundo, antes de ir adelante con el proyecto.
Pero lo impresionante es que en su mente no estaba viendo Playa Mujeres, él estaba viendo el desarrollo de toda esa zona continental de Isla Mujeres hacia el futuro. También pensaba en una zona urbana de apoyo para la vida digna de los trabajadores que soportan la industria turística.
El reto fue enorme, ya que él era un hombre que le gustaba escuchar a la gente y todo mundo le decía que el desarrollo iba hacia la Riviera Maya, lo cual era cierto y que intentar desarrollar hacia el norte sería un fracaso, sin embargo el persistió, porque escuchaba, como dije, pero también pensaba y analizaba y siempre me decía que ya era un reto que se desarrollara toda esa zona y que se lo demostraríamos a todos quienes lo dudaban y a nosotros mismos.
Hoy, toda la Costa Mujeres tiene aprobados 28 mil cuartos aproximadamente, es decir, lo mismo que la zona hotelera de Cancún con hoteles, con excelentes tarifas y ocupación, excelente calidad, marina, golf y cientos de cuartos en construcción.
Se convirtió en realidad lo que para muchos era irreal y se logró bajo el trabajo y liderazgo de muchos otros a quienes quiero y admiro. Fue así como yo llegué y me enamoré de esta tierra maravillosa y me volví quintanarroense, específicamente habitante de Isla Mujeres.
Durante el proceso del desarrollo de esa zona Cancunisimo siempre estuvo de la mano y pendiente de su evolución.
Al terminar mi proceso en Playa Mujeres, me quedé a seguir haciendo eso que aprendí, llevando a cabo nuevos desarrollos, y los de otros con la pasión que aprendí de mi maestro, de la gente y la mía propia. Ahora en nuestra empresa AMYTIS DESARROLLOS, seguiremos tratando de crear excelencia para nuestra querida tierra.
Fernando Martí
Nada de lo humano me es ajeno…
En la frase del romano Terencio, si sustituimos lo humano por la palabra Cancún, tendríamos la divisa perfecta para una revista que, a base de enjundia y perseverancia, se ha convertido en insignia de la ciudad: Cancuníssimo.
Nada de Cancún me es ajeno…
Mal recuerdo –los años no pasan en balde—una mañana de hace tres décadas, en la Ciudad de México, cuando Vicente Álvarez Cantarell me buscó para contarme que pensaba hacer una revista así y asá, de este modo y de este otro, con tales secciones y tales diseños, pero con un tema exclusivo y central: Cancún.
Una apuesta arriesgada, que desde el título se identificaba con la suerte y con la esencia de la ciudad recién creada, una comunidad de brazos abiertos que crecía con oleadas de forasteros. Provenientes de todos los rincones de México, nativos de muchos países del orbe, los recién llegados vieron con simpatía una publicación que hacía que la causa fuera común, que el destino se volviera propio. Más que una marca comercial, Cancuníssimo era una afirmación: ahora de aquí somos, aquí nos encontramos, así vivimos…
Nada de Cancún me es ajeno: buena divisa, que la publicación ha colmado con creces. La política, la economía, la historia, la gastronomía, la moda, el arte, y como hilo conductor, la vida en sociedad: todo cabe en esta surtida alacena que supieron abastecer Vicente y su
dupla magistral, su hermana Margarita, tan asimilada al proyecto que de ahí deriva su mote social y su correo electrónico, Margaríssima.
Los cincuenta años de Cancún están encerrados en esas páginas. Los más recientes, turbulentos y movedizos, han tenido su espacio en la edición impresa, y luego en la digital, que en conjunto ofrecen un mosaico de la vida y milagros de una ciudad próspera y versátil que de pronto adquirió renombre universal. Mas los editores tampoco han descuidado las raíces comunitarias. Entonces y ahora, se empeñan en completar su radiografía con las historias de Cancún cuando fue pueblo: las hazañas de los pioneros, la llegada de las primeras familias, las anécdotas de los apellidos que van sumando generaciones.
Nada de Cancún les ha sido ajeno, ni extraño, ni remoto. Ahí están los pulsos concentrados de la urbe, sus éxitos, sus modas, sus extravagancias, sus disparates, y es de
esperar que, junto a esa labor de filigrana, los editores hayan tenido la precaución de guardar y salvaguardar una colección completa de la revista, que sin duda será materia de consulta y estudio para los historiadores del futuro.
Hay que brindar por tanto empuje, hay que reconocer que la idea fue luminosa, y hay que aplaudir a los Álvarez Cantarell por su devoción a nuestra causa común: Cancún.
Ojalá que esa dupla aguante otros treinta años.
Carlos Constandse
Para lograr el crecimiento armónico de una comunidad, incrementando los factores de identidad, arraigo y pertenencia, es necesaria la participación de todos los vecinos y miembros de una sociedad. Y un claro ejemplo de esto es lo que han hecho Vicente Álvarez y su hermana Margarita, “Margaríssima”, quienes se dieron a la tarea de documentar los acontecimientos de un sector de la comunidad de Cancún, en una revista que, desde hace 30 años, nos ha permitido enterarnos de los eventos sociales y culturales más relevantes de nuestro bello Cancún.
Es por eso que Noemí y un servidor deseamos felicitar a todo el equipo de Cancuníssimo, por hacernos llegar esta revista impresa durante muchos años, y ahora por medios digitales, que además nos brinda el acontecer de todos los días. Los felicitamos, porque estamos convencidos que este tipo de testimonios son los que hacen la historia de las ciudades y promueven en las siguientes generaciones el deseo de participar.
Para nosotros, la mejor forma de ser solidarios con el crecimiento armónico de una sociedad es participando en su desarrollo.
Desde que llegamos a Cancún hemos tratado de contribuir colaborando en las actividades que consideramos útiles para nuestra comunidad. Así fue en su momento nuestra participación en el grupo Avante, impulsor de lo que es ahora La Casa de la Cultura y que dejó huella con una escultura en la zona hotelera, en el Jardín de Arte, colindante al canal Sigfrido, que ahora alberga una o dos veces al mes a artesanos que exhiben y promueven su trabajo.
Colaboramos desde su fundación con la Amigos de Sian Ka’an A.C.,w por la cual, gracias a la gran cantidad de estudios relacionados con el cuidado del medio ambiente, se ha logrado preservar gran parte del estado para su conservación. Y desde hace ya más de quince años, independiente a nuestra participación en asociaciones civiles, universidades y grupos empresariales, tomamos la decisión de involucrarnos en dos grandes causas.
Primero, nuestra participación en la Cruz Roja estatal y nacional, que todos conocen por su gran labor humanitaria en nuestro país y en el mundo, y que ya dejó huella en Cancún al crear el primer Instituto Universitario que otorga una licenciatura a quienes cursan la carrera de Atención Médica Hospitalaria. Es importante, en este parteaguas mundial que estamos viviendo, hacer notar su gran labor atendiendo en Quintana Roo a más de 6 mil personas contagiadas con Covid, desde sus traslados o con tratamientos que les evita el tener que hospitalizarse.
Y segundo y muy importante: el ser impulsores del espacio público y gratuito Parque Cancún, próximo a su apertura, que será en algunos años un icono de nuestra ciudad, tal como lo es Parque de Chapultepec, para los habitantes de la Ciudad de México, o el Central Park de Nueva York, para los habitantes de la Gran Manzana. En este parque ya están dejando huella varias familias y empresas de nuestro estado, al colaborar para su construcción.
Noemí y un servidor consideramos que la mejor herencia que podemos ofrecer a nuestras siguientes generaciones es el ejemplo de participación en actividades y hechos, que hacen historia y enriquecen a nuestra comunidad.
Sergio González
Cuando yo me inicié en el mundo de las agencias de viajes, hace 42 años, para ser precisos en el año 1979, los boletos de avión se hacían a mano; recuerdo que me quedaba una llaga en el dedo de tanto escribir sobre los boletos y tener que imprimir muy fuerte para que los datos pasaran en todas las copias, a aquellas de papel carbón rojo.
También había que llamar por teléfono a las líneas aéreas para hacer las reservaciones de los clientes y esperar horas para que te atendieran. Luego te daban un código de reserva que había que guardar celosamente porque era lo más valioso. No había internet, ni teléfonos celulares; ni qué decir del Whatsapp y tantas otras herramientas sin las que hoy el mundo del turismo sería impensable.
Luego, en Cancún, el destino más demandado, después de Acapulco en los ochentas, vendíamos excursiones turísticas, expidiendo cupones a los viajeros en papelitos;
operábamos los tours a Tulum y Chichén Itzá con el box lunch incluido y nuestra asesoría a los turistas era indispensable.
El mundo fue cambiando, y en el camino, se fueron quedando algunos. Vino el internet, las reservas on line y el nuevo mundo tecnológico. Sin embargo, a pesar de los cambios, de la revolución tecnológica y de las nuevas demandas y exigencias competitivas, el agente de viajes sigue siendo un referente, un asesor infaltable y un eslabón primordial en la cadena de valor de la industria de los viajes.
En Cancún y en todo Quintana Roo, el mundo del turismo receptivo no puede imaginarse sin la participación de las agencias de viajes. En ese sentido, me honra haber sido presidente de la Asociación de Agencias de Viajes, la muy querida AMAV, en dos ocasiones, la primera en 1992 a mis escasos -pero muy intensos- treinta años de edad; y la segunda, veinte años después.
Hoy presido una asociación exitosa y muy protagonista, que representa a un gremio pujante y dinámico. Sus afiliados representan a los más importantes tour operadores del mundo, generan miles de empleos y son sin duda un referente muy importante y significativo de la actividad turística en el destino más exitoso de México y Latinoamérica: Cancún, la Riviera Maya y Cozumel.
Lee la primera parte aquí