En un giro inesperado, la Secretaría de Hacienda, bajo la dirección de Rogelio Ramírez de la O, ha optado por reservar un presupuesto de 11 mil millones de pesos destinado a las licitaciones del Programa Nacional de Conservación de Carreteras 2024. Esta decisión, carente de una explicación clara sobre su propósito, ha provocado una serie de consecuencias preocupantes en el ámbito de la infraestructura vial en México.
La cancelación abrupta de 559 procesos licitatorios en curso por parte de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, dirigida por Jorge Nuño, es solo el primer indicio del impacto negativo de esta medida. Esta acción implica, en términos prácticos, que durante el último año del sexenio lopezobradorista, la red de carreteras federales quedará desprovista de mantenimiento, lo cual plantea serias interrogantes sobre el futuro de la infraestructura vial en el país.
Las especulaciones sobre el destino de estos recursos «reservados» han proliferado, desde la posibilidad de que las fuerzas armadas se hagan cargo del mantenimiento hasta la versión no oficial que sugiere que el Ejército solo se enfocará en conservar los caminos afectados por la construcción del Tren Maya. Sin embargo, la falta de transparencia y claridad por parte del gobierno respecto a este asunto ha generado incertidumbre y preocupación entre diversos sectores.
La filtración del oficio número 32-033/2024, firmado por el subsecretario de Infraestructura, ingeniero Guillermo Hernández Mercado, ha arrojado luz sobre los detalles técnicos de esta reserva presupuestaria. Según el documento, la SHCP realizó la reserva de los recursos asignados en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 mediante adecuaciones aplicadas en enero de dicho año. Esta decisión, respaldada por la opinión de la Dirección General de Programación y Presupuesto de la SHCP, confirma la falta de disponibilidad de recursos para el Programa Nacional de Conservación de Carreteras 2024, lo cual ha llevado a la necesidad de cancelar los procesos licitatorios correspondientes.
Ante esta situación, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción ha expresado su preocupación en un desplegado público, destacando los graves efectos que la falta de inversión en mantenimiento y conservación de las carreteras puede tener en la competitividad y seguridad del país. Señalan que el deterioro de la infraestructura vial no solo aumenta los costos de transporte y reduce la eficiencia logística, sino que también pone en riesgo la seguridad vial y disminuye la atracción de inversiones, tanto nacionales como extranjeras.
En este contexto, surgen numerosas preguntas sobre las razones detrás de la reserva presupuestaria y las prioridades de inversión del gobierno. ¿Por qué se reservaron los 11 mil millones de pesos? ¿Qué otras áreas de inversión se consideran más importantes que el mantenimiento de las carreteras federales? ¿Qué circunstancias o urgencias han llevado a esta decisión de cancelar un programa de mantenimiento previamente autorizado?
Estas interrogantes, aún sin respuesta clara, plantean desafíos significativos para el futuro de la infraestructura vial en México. Ante la posibilidad de un deterioro aún mayor de la red carretera, es inevitable anticipar un aumento en la peligrosidad y una pérdida de competitividad en la economía mexicana. El tiempo dirá las consecuencias de esta controvertida medida y si se implementarán acciones para mitigar sus efectos negativos.