En el marco de la incomparable belleza del hotel Nizuc Resort and Spa, se presentó esta mancuerna de vinos, de la legendaria Bodegas de Santo Tomás. Dos mujeres apasionadas por el vino, por sus procesos, sus aromas, su historia y legado nos hablan de Único y Duetto.
Cristina, española radicada desde hace once años en México, ingeniera agrónoma, con un doctorado en enología y maestría en viticultura, se unió a la casa Santo Tomás en 2019. “Mis raíces fueron en el campo, conociendo la planta, la materia prima y de ahí di el salto a la elaboración de los vinos. Empecé en otra bodega en el Valle de Guadalupe, y hace cuatro vendimias que estoy en Bodegas de Santo Tomás”. Sí, así miden el tiempo los enólogos: en vendimias.
“El vino es un alimento, son experiencias, sensaciones, vivencias que nos llevan a recuerdos, a ubicarnos en un sitio, con personas determinadas, en un contexto específico. La única manera de convivir es evolucionando, mejorando y adaptándonos al consumidor”.
En este sentido, Bodegas de Santo Tomás se asegura de poner un fuerte énfasis. “No solo hacemos el vino por la pasión, por el gusto y nuestros ideales; también queremos llegar al consumidor de a pie. Es por eso que las líneas de nuestros vinos son alegres y joviales”.
“Único y Duetto son la joya de la corona, son los vinos íconos. Tienen otra corpulencia, otra presencia; pero el espíritu, el alma propia del vino es jovial. Son vinos muy honestos, amigables, sencillos de tomar, ”.
Cristina comparte que Único y Duetto fueron diseñados pensando en el consumidor principiante en el mundo del vino. Y agrega: “Me encanta decir que el principal consumidor de vino es mujer y joven, entre los 25 a los 55, porque”, añade, “la juventud es algo de personalidad, espíritu y alma. No tiene nada que ver con la edad”.
Contrario a lo que pudiera pensarse, Cristina asegura que a lo largo de estos últimos años, el gusto del consumidor ha cambiado. “Cuando llegué, los principales consumidores eran vinos franceses y españoles. Luego hubo una tendencia hacia los chilenos y argentinos; pero hoy por hoy el mexicano, el primer vino que consume, es mexicano. No tenemos por qué envidiarle a nadie. A donde vamos, en cualquier otro país, la gente se sorprende de los vinos tan extraordinarios que se hacen en México”.
Por su parte, Rachel Julou es originaria de Francia y dirige actualmente el área comercial de Bodegas de Santo Tomás. “Soy apasionada del vino. Llevo treinta años en la industria, me encanta construir las marcas y me encanta estar detrás de los hitos del vino mexicano. Es mi pasión y misión en la vida”. Así se expresa Rachel, entusiasmada por este nuevo lanzamiento de Bodegas de Santo Tomás.
“Lo mejor de Santo Tomás son sus caldos. No le gusta a Cristina que diga caldos en México, porque le suena a caldo de pollo. Pero esos vinos vienen de nuestros viñedos, de nuestra tierra. Estamos por cumplir 135 años haciendo lo que nos gusta, haciendo vino”.
Nos cuenta que se requieren más de dieciocho meses –entre la crianza, la barrica, la elaboración, el tiempo en botella– para poder sacar a la luz los vinos Único y Duetto. “Estamos felices y contentos de presentar nuestra gama alta, es una línea propositiva, inclusiva, más fun”.
Rachel nos remite a los orígenes de Santo Tomás: “Es la misión de Santo Tomás; nos remontamos al corazón de los misioneros; nos sentimos con ese espíritu de misioneros, guerreros, aventureros en tierras hostiles y plantando los primeros viñedos, dátiles y olivos”.
Y aunque llevan muchos años haciendo vinos, no se han estancado para nada. En opinión de ambas expertas, se trata de una empresa que constantemente se renueva, se adapta y se mejora a sí misma.
“Bodegas de Santo Tomás es la cuna del vino, la locomotora y el motor de la Baja California”, remata Rachel. Sin duda sigue y seguirá siendo punta de lanza en cuanto a la vitivinicultura en México.