Si hoy fuera 9 de marzo, no estaría yo aquí con ustedes y en este momento mi espacio editorial permanecería en silencio; quiero decir, que el próximo lunes el movimiento #UnDíaSinNosotras se llevará a cabo con un ¡basta ya! a la falta de seguridad y justicia para todas las mujeres, me refiero en especial, a las que han sufrido diversos tipos de violencia: acosos, abusos, violaciones, discriminación o feminicidio. Igualmente se llevará a cabo una marcha en que se conmemora el ‘Día Internacional de la Mujer’, pero esto será el domingo 8.
Se espera que #UndíasinMujeres tenga un impacto notorio en la economía, pues somos el 51.9% de la población de lo cual, 40% representamos la fuerza laboral que aporta valor al PIB nacional.
No se trata de una manifestación en contra de los hombres; más bien, se trata de alzar la voz a favor de las causas de las mujeres. Es una lucha por los derechos de la mujer y a su ejercicio pleno. Es un reclamo al estado para que establezca, de una vez por todas, políticas públicas que nos garanticen el acceso a la justicia, la persecución del delito y el castigo a los perpetradores. Actualmente, el sistema de justicia no defiende a las mujeres contra la violencia, prevalece la indiferencia, el no ejercicio de la acción penal y la impunidad, lo que resulta, en daño físico, emocional y hasta la muerte de las mujeres afectadas.
A su vez, la marcha es para exigir protección legal y redes de seguridad para mujeres, cobertura social y de salud: maternidad, guarderías, albergues para mujeres maltratadas; salarios del mismo rango que los hombres, atención a mujeres y niños con cáncer, así como erradicar el acoso sexual y el hostigamiento en el trabajo, las calles y los servicios públicos.
Los asesinatos de Fátima y de Ingrid no son sino consecuencia de un problema añejo. Dan visibilidad a las más de mil mujeres muertas por feminicidios en el 2019 y a las 250 que van en este año, de las cuales 20 eran menores de 14 años.
Hay que entender primero, que la violencia de género es un problema cultural sustentado en el patriarcado, donde los hombres se sienten dueños del cuerpo y las decisiones de las mujeres, y en base a esa convicción han edificado las instituciones sociales y las normas que las rigen. Desde hace décadas las mujeres hemos tenido que luchar por el reconocimiento de nuestros derechos, como el Derecho al Voto, a la personalidad jurídica, a las mismas condiciones laborales, a participar en política y desde luego a la justicia.
Me despido de ustedes y les invito a seguirme en Twitter @Cristinalcayaga, y recuerden: ‘El nueve, ninguna se mueve’.