El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aterrizó este jueves en Roma para asistir al funeral del papa Francisco. Se trata de su primer viaje internacional desde que asumió nuevamente la presidencia, marcando un momento simbólico tanto en su agenda política como en la escena global.
Un viaje cargado de simbolismo
Su llegada fue recibida con gran expectativa, dado que su relación con el Vaticano durante su primer mandato estuvo marcada por diferencias públicas sobre temas como la migración, el cambio climático y la justicia social.
Aun así, su presencia en el funeral busca enviar un mensaje de respeto institucional hacia una figura religiosa que, más allá de los desacuerdos políticos, tuvo un impacto global incuestionable.
La ceremonia en San Pedro
El funeral del papa Francisco se celebra en la Basílica de San Pedro, con la asistencia de jefes de Estado, líderes religiosos y miles de fieles de todo el mundo.
Trump, acompañado de su esposa Melania y una delegación oficial estadounidense, ocupará un lugar destacado entre los dignatarios presentes.
El presidente expresó en un comunicado previo a su viaje que “el papa Francisco fue una voz poderosa por la paz y la dignidad humana” y que asistir a su funeral “es un deber de respeto hacia su legado espiritual”.
Primer paso en su agenda internacional
Este viaje también representa el inicio de la diplomacia internacional de Trump en su nuevo mandato.
Analistas consideran que su presencia en Roma podría ser el primer intento de reconstruir relaciones con líderes europeos, tras años de tensiones políticas en su primer periodo presidencial.
Aunque se espera que su estancia en Italia sea breve, no se descartan reuniones informales con otros mandatarios que también asisten al evento.
Reacciones ante su presencia
La llegada de Trump a Roma ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos sectores conservadores celebran su gesto de respeto hacia el líder católico, otros sectores críticos recuerdan los desencuentros que mantuvo con el Vaticano, particularmente en temas migratorios y ambientales.
Sin embargo, en esta ocasión, el tono ha sido mayormente solemne, centrado en la despedida de Francisco y en la unidad simbólica que representa el funeral de un papa.
Donald Trump reaparece en el escenario internacional con un gesto de solemnidad y respeto, asistiendo al funeral de uno de los líderes religiosos más influyentes de las últimas décadas. Su presencia en Roma marca no solo un tributo personal, sino también el inicio de una nueva etapa de su política exterior como presidente de Estados Unidos.