La relación entre Donald Trump y Elon Musk atraviesa su momento más tenso hasta ahora. Lo que alguna vez pareció una alianza estratégica se ha convertido en un conflicto público que podría tener consecuencias millonarias para los negocios del magnate tecnológico.
El impacto inmediato en Tesla
Las acciones de Tesla, que habían repuntado tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos por la expectativa de un gobierno favorable a Elon Musk, han caído abruptamente un 14 % tras la disputa con Trump. La causa de esta caída no solo es la incertidumbre política, sino también las amenazas veladas del presidente.
“El modo más fácil de ahorrar miles de millones en nuestro presupuesto es eliminar los subsidios y contratos de Elon. ¡Siempre me sorprendió que Biden no lo hiciera!”, publicó Trump en su red social, dejando claro que considera cortar el respaldo gubernamental a Musk como una estrategia viable.
Aunque Tesla no depende directamente de contratos con el gobierno federal, sí se beneficia enormemente de políticas públicas. El crédito fiscal de 7,500 dólares para compradores de autos eléctricos, por ejemplo, ha impulsado sus ventas y permitido elevar precios, representando miles de millones en ingresos indirectos. Además, entre 2017 y 2023, Tesla obtuvo más de 8,000 millones de dólares vendiendo créditos regulatorios a otros fabricantes de autos, gracias a las normas de emisiones que Trump planea derogar.
SpaceX: el verdadero talón de Aquiles
A diferencia de Tesla, SpaceX sí depende directamente del gobierno. Sus contratos con la NASA, el Pentágono y otras agencias representan una porción clave de sus ingresos. Cualquier intento de Trump por revocar o limitar esos contratos podría afectar gravemente su operación.
Además, si se reactiva una posible investigación de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) sobre las actividades de Musk, el entorno legal y regulatorio para todas sus empresas podría endurecerse.
Una guerra personal con consecuencias empresariales
El enfrentamiento entre Musk y Trump ya no es solo político, sino personal y económico. Mientras Musk ha criticado a Trump por diversos motivos y recientemente compartió publicaciones provocadoras en X, el presidente ha respondido con amenazas que van más allá del discurso.
Con Tesla, SpaceX y otras empresas de Musk sujetas a regulaciones federales, subsidios indirectos o contratos gubernamentales, Trump tiene en sus manos herramientas para hacer daño. Y parece dispuesto a usarlas.
Las próximas semanas serán clave para ver si este conflicto escala o si alguno de los dos decide bajar el tono. Por ahora, el mercado ya ha respondido con nerviosismo, y los inversionistas siguen de cerca una guerra que puede redefinir el futuro de dos de las figuras más influyentes de Estados Unidos.