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    OpiniónTren Maya, entre denuncias, amparos y un sueño de prosperidad

    Tren Maya, entre denuncias, amparos y un sueño de prosperidad

    El Tren Maya se ha encontrado en Quintana Roo la más férrea defensa jurídica y ambiental de todos los tramos que la comprenden, donde incluso la sociedad civil y activistas ecológicos se han unido para detener el megaproyecto que sigue su marcha atravesando la península

    Opinión

    El Tramo 5 del Tren Maya, que comprende entre Playa del Carmen y Tulum es la manzana de la discordia en las últimas semanas. Abruptamente se cambió el trazo original y la nueva ruta atraviesa áreas con presencia de cenotes y cavernas, que guardan enormes riquezas naturales y vestigios arqueológicos.

    Tanto autoridades federales como activistas ecológicos se han apostado en su respectiva esquina para dar pelea por el futuro de la mega obra, quienes resulten ganadores decidirán el destino del Tren Maya en esta área.

    A simple vista, las excavadoras solo arrasaron una porción de selva de la Riviera Maya, una de las joyas que convirtieron a México en el segundo país más visitado en 2021, pero lo que salió relucir después del pasó de las maquinarias es que la mega obra tropezó con un oasis de selva.

    Las obras de este tramo, suspendidas por orden judicial en abril pasado, amenazan también un tesoro único: la red subterránea de cuevas, ríos y cenotes (pozos cristalinos de agua dulce) que desemboca en el mar Caribe.

    Los ecologistas aseguran que los trabajos de la vía férrea -de un total de 1,554 km- impactan severamente este ecosistema, incluidas su rica fauna silvestre y los cenotes.

    Estos pozos de color turquesa se cuentan por cientos en la frondosa selva maya y están conectados con el manto acuífero que abastece a poblaciones a través de aljibes.

    Tren Maya, entre denuncias, amparos y un sueño de prosperidad

    Pero aunado al tema ambiental, también este nuevo trazo del tramo 5 se enfrenta a temas estructurales del suelo, pues por su tamaño y porosidad, activistas describen el área como un gran «queso gruyere».

    «Es una zona hueca que no soportaría el peso de un tren», señala Vicente Fito, buzo de 48 años que recorre esos ríos casi a diario. «Va a pasar por lugares donde todo está así, con agua o sin agua, pero hueco».

    Los quejosos argumentaron una falta de planeación, conocimiento, precaución y estudios relacionados con el suelo kárstico que impera en la zona, así como la falta de estudios de impacto ambiental.

    Detallaron que el proyecto atravesará ríos subterráneos provocando un impacto negativo en la zona, al igual que la deforestación que inició en Playa del Carmen, Río Secreto, Akumal y Tulum sin los estudios sobre el tipo de suelo y sin rescate de flora y fauna.

    Ellos no han sido los únicos, numerosas organizaciones ambientales han denunciado los posibles daños ambientales por la modificación de última hora de este tramo.

    El tramo que enfrenta a grupos ambientalistas con el presidente Andrés Manuel López Obrador recorrería inicialmente la autopista que conecta a Playa del Carmen y Tulum con Cancún, Quintana Roo.

    Pero a inicios de este año el trazo fue modificado porque la zona cercana a la costa es más vulnerable, ya que alberga mayor cantidad de cenotes y ríos, según el mandatario, quien espera inaugurar su obra insignia a fines de 2023.

    «Lo que sé buscó fue irnos(…) a las tierras (selváticas) de atrás, donde hay más firmeza en el suelo y menos cenotes o no hay, o menos ríos», sostiene López Obrador.

    Sin embargo, lo cierto es que el recorrido original incomodaba a la industria hotelera por la congestión que generaban los trabajos en el área urbana y el tráfico que se generaría entre Playa del Carmen y Cancún, vital para la Riviera Maya por su conexión con el Aeropuerto Internacional de Cancún.

    A finales de abril, un juez federal ordenó suspender provisionalmente las obras del tramo 5, uno de los tres que construye el Ejército, tras un amparo del movimiento ecologista Sélvame del Tren.

    El juez argumentó que la obra carece de estudios de impacto ambiental, lo que el Gobierno promete rebatir en las audiencias venideras.

    «El tren no va a afectar cenotes, no va a afectar ríos submarinos, esa es una invención», aseveró hace unos días López Obrador, quien denunció que «entre los ambientalistas hay impostores» y que algunas ONG son financiadas por empresas hoteleras y Estados Unidos.

    Lo cierto es que las quejas tienen un respaldo científico.

    Organizaciones como el Comité Regional de Espeleobuceo, Ecología y Regulación, han señalado que el tramo modificado que va de Playa del Carmen a Tulum, pasará por ríos subterráneos y cenotes afectando gravemente la región.

    En la zona se encuentra la concentración más importante del mundo en cuevas conocidas, y muchas por explorar. Sólo en esta franja costera hay más de un mil 500 kilómetros de cuevas sumergidas, manifestó el comité junto con la Asociación de Prestadores de Servicios Acuáticos de la Riviera Maya, el Sindicato de Buzos del Caribe y el Buceo de Cenotes y Mar, en un comunicado.

    Además, esta parte de la obra recorre la Riviera Maya, una zona que debido a su diversidad de flora y fauna es estratégica para la conservación de las especies.

    Su posible construcción en la selva baja afectaría el hábitat de animales en peligro de extinción, como el mono araña y el jaguar, así como el Falso vampiro orejón, el segundo murciélago más grande del continente.

    Sin embargo, ahora, tanto autoridades federales como activistas se han involucrado en una batalla legal de denuncias y amparos, que amenazan con alargar el proceso en una guerra de resistencia donde ambas partes tienen puntos débiles: por un lado, los activistas ecológicos han recibido señalamiento de financiación por parte de intereses particulares y el gobierno federal pone en peligro el tiempo de entrega prometido para el 2023.

    Los siguientes meses serán decisivos para el futuro del Tren Maya, que ha elegido en el Tramo 5 la batalla más grande hasta el momento.

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