El tlacuache o Zarigüeya de Virginia es un animal poco comprendido, pero fundamental para el equilibrio ecológico. A pesar de su importancia, existen muchos mitos sobre este marsupial, desde su supuesta agresividad hasta la creencia de que es exclusivo de México.
A continuación, exploramos sus características, su papel en la fauna y su presencia en otros países.
1. Es el único marsupial de México y Norteamérica
El tlacuache (Didelphis virginiana) pertenece a la familia de los marsupiales, el mismo grupo de mamíferos que incluye a los canguros y koalas. Es el único marsupial nativo de México y de toda Norteamérica.
Las hembras tienen una bolsa en el abdomen llamada marsupio, donde llevan y protegen a sus crías hasta que están lo suficientemente desarrolladas para sobrevivir por sí solas.
Es fascinante pensar cómo el tlacuache logró convertirse en el único marsupial de América del Norte, un continente donde dominan los mamíferos placentarios. Su presencia plantea muchas preguntas: ¿cómo logró sobrevivir y adaptarse cuando otros marsupiales desaparecieron de la región? Una teoría sugiere que sus ancestros cruzaron desde Sudamérica hace millones de años, cuando ambos continentes se unieron a través del Istmo de Panamá. Sin embargo, a diferencia de otros marsupiales que no resistieron la competencia con mamíferos más grandes, el tlacuache desarrolló una estrategia única de supervivencia basada en la adaptabilidad y la resistencia. Tal vez fue su dieta variada, su capacidad de hacerse el muerto ante los depredadores o su habilidad para vivir tanto en bosques como en ciudades lo que le permitió persistir donde otros no pudieron. Sea como sea, el hecho de que siga vagando por los bosques y calles de México y EE.UU. es un recordatorio de su increíble capacidad de adaptación y de su conexión con una historia evolutiva que pocos mamíferos en la región pueden contar.
2. Ayuda a controlar plagas naturalmente
Uno de los beneficios más importantes del tlacuache es su papel como controlador natural de plagas. Se alimenta de insectos, roedores, alacranes y hasta restos de animales en descomposición, evitando la propagación de enfermedades y el crecimiento descontrolado de especies perjudiciales.
Su dieta omnívora lo convierte en un aliado del equilibrio ecológico, regulando la presencia de ciertos insectos y animales que podrían afectar la agricultura y la salud humana.
3. Es inmune al veneno de serpientes y alacranes
El tlacuache tiene una resistencia natural al veneno de algunas de las serpientes más peligrosas de México, como la serpiente de cascabel y la nauyaca.
También es capaz de alimentarse de alacranes venenosos sin sufrir efectos adversos, lo que lo convierte en un importante depredador de estas especies en zonas rurales y urbanas.
4. No transmite rabia y es inofensivo para los humanos
Existe el mito de que los tlacuaches pueden ser peligrosos o que transmiten enfermedades como la rabia, pero esto es falso. Su temperatura corporal es más baja que la de otros mamíferos, lo que dificulta la supervivencia del virus de la rabia en su organismo.
Además, aunque pueden mostrar los dientes y emitir sonidos amenazantes cuando se sienten en peligro, no son agresivos y prefieren huir antes que atacar.
5. Su habilidad de “hacerse el muerto” es un mecanismo de defensa
Cuando un tlacuache se siente amenazado y no puede escapar, entra en un estado conocido como tanatosis, que consiste en fingir su muerte.
Su cuerpo se vuelve rígido, su respiración se vuelve imperceptible y hasta despide un olor desagradable similar al de un animal en descomposición, lo que ahuyenta a depredadores como zorros, perros o aves rapaces.

6. Son clave en la dispersión de semillas
El tlacuache también cumple una función ecológica esencial: la dispersión de semillas. Su dieta incluye frutas y bayas silvestres, y al desplazarse por su hábitat, excreta las semillas en diferentes lugares, favoreciendo la regeneración de los bosques y la biodiversidad.
Gracias a este proceso, ayudan a mantener sanos los ecosistemas, promoviendo el crecimiento de nuevas plantas y árboles.
7. No es exclusivo de México y tiene distintos nombres en América
Aunque en México se le conoce como tlacuache, este marsupial no es exclusivo del país. Su distribución abarca desde el sur de Canadá hasta el norte de Costa Rica, adaptándose a distintos climas y ecosistemas.

Dependiendo del país, recibe diferentes nombres:
- Opossum en Estados Unidos y Canadá.
- Zarigüeya en Centroamérica, Colombia y Venezuela.
- Runcho en algunas regiones de Guatemala.
- Tacuacin en El Salvador y Guatemala.
- Faras en Honduras.
Otros nombres por los que se le conoceson: carachupa, tacuache, tlacoache, chucho, muca, rabipelado, rabopelado, guanchaca.
Esta diversidad de nombres refleja su amplia presencia en el continente americano, aunque su importancia ecológica es similar en todas las regiones donde habita.
8. Es un símbolo en la cultura y mitología mexicana

El tlacuache no solo es importante ecológicamente, sino que también tiene un papel relevante en la cultura mexicana. En la mitología mesoamericana, los antiguos nahuas y mayas lo consideraban un ser astuto y benefactor de la humanidad.
Una de las leyendas más populares cuenta que el tlacuache robó el fuego de los dioses y se lo entregó a los humanos, razón por la cual, según el mito, tiene la cola pelada, ya que se quemó al transportar la llama.
9. Son animales resilientes y altamente adaptables
El tlacuache es un experto en sobrevivir en diversos entornos. Puede vivir en bosques, selvas, zonas urbanas y hasta en áreas desérticas. Su capacidad para adaptarse a diferentes climas y fuentes de alimento lo ha convertido en una de las especies más resistentes de América.
A pesar de la expansión de las ciudades, ha logrado convivir con los humanos, refugiándose en parques, jardines y espacios verdes, donde sigue desempeñando su papel ecológico.
Un aliado en la fauna mexicana y continental
Lejos de ser una amenaza o una plaga, el tlacuache es un animal clave para el equilibrio ecológico de México y de toda América. Su capacidad para controlar plagas, dispersar semillas y resistir a depredadores lo convierte en un aliado de la biodiversidad y un ser digno de protección.
En lugar de verlo con temor o rechazar su presencia, es importante valorar su papel en la naturaleza y fomentar su conservación. Su existencia es fundamental para mantener sanos los ecosistemas y seguir disfrutando de la riqueza natural del continente.