Las decisiones que adopta el corporativo de Pemex están por darle la puntilla a la petrolera nacional, el baluarte del presidente Andrés Manuel López Obrador y sobre el cual quiere basar parte del bienestar del país.
Todo lo que sucede en la llamada ‘empresa productiva del Estado’ pasa por las decisiones y acciones del director de Administración, Marcos Herrería, mejor conocido adentro como el ‘primer ministro’.
Este personaje ha implementado la estrategia de apretar a todos los contratistas, para lo cual instruye a su esbirro, Alberto Velázquez, el director de Finanzas, a que no pague facturas de trabajos realizados.
El famoso ‘flow cash’ tiene la orden de Herrería de no pagar a un buen número de contratistas las obras ejecutadas desde hace varios meses, lo que pone a muchas empresas en riesgo de quiebra.
No contentos, Herrería y Velázquez fueron más allá: quieren borrar toda huella en el sistema de Pemex que dé a las empresas elementos para argumentar en un posible litigio que tienen cuentas por cobrar.
¿Cómo?, rechazando desde febrero la recepción de nuevas facturas por trabajos realizados, porque con esa acción no queda evidencia de lo que se debe y tampoco corren los tiempos en el sistema SAP.
De Octavio Romero mejor ya ni hablemos, porque el director general de Pemex está más ocupado en temas personales, lo que se ha convertido en una queja recurrente en los pasillos de Palacio Nacional.
Este manejo bizarro que se hace desde los escritorios de la Torre de Marina Nacional, choca con la realidad de campo, donde los responsables de carne y hueso hacen malabares para cumplir las metas presidenciales.
Para Herrería es muy fácil pedir que se cumpla la instrucción de producción, pero no paga y sí exige a los técnicos que a su vez presionen a los contratistas para que terminen y entreguen en tiempo los trabajos.
Los que no entren a su juego que se atengan a la reducción de sus contratos o cancelación anticipada, no importa que ya lleven hasta 4 meses de atraso en cobros y no puedan pagar a trabajadores y proveedores.
Pero todavía pinta peor la cosa, ya que la nueva orden para los responsables de campo es no aceptar facturar nada nuevo, o sea, que el financiamiento de la obra sea responsabilidad total del contratista.
El fin de esta historia parece claro: con todas estas acciones primero quebrarán a los contratistas, especialmente nacionales, sean nuevos y cercanos a la 4T, o los históricos, no importa.
Y después caerá como dominó Pemex, con lo que habrá que agradecerle los resultados de la estrategia de terror al ‘ministro Herrerías’, el poder real en Pemex, porque Romero simplemente no existe.
Que alguien le avise a López Obrador el batidillo que están haciendo en su baluarte.
EL FONATUR CONFIRMÓ lo que semanas atrás le reporté aquí, en el sentido de que también había recibido de BlackRock una Propuesta No Solicitada (PNS) para el Tramo 5 del Tren Maya. Este gestor de inversiones que preside Larry Fink ya había lanzado el año pasado una PNS para la rehabilitación y ampliación a seis carriles de la autopista Cancún Tulúm de 112.4 kilómetros. Es lógico que el fondo que dirige Rogelio Jiménez Pons pretenda engrapar ambos proyectos porque la línea férrea correrá en medio de la carretera. BlackRock aportará el grueso de los cerca de 11 mil millones de pesos que costarían las obras. Lo interesante es que la firma neoyorquina ya no irá asociado con Indi, de Manuel Muñozcano, y la española Azvi. Como le informé, irá en consorcio con Prodemex de Olegario Vázquez Aldir y probablemente con la francesa TSO. El gobierno sacará a licitación ese Tramo 5 a finales de julio.
SOBRE CRUZ AZUL, los oficios de cooperación internacional que llevaron a la Juez Séptimo de Distrito en Materia Administrativa, Laura Gutiérrez, a ratificar el bloqueo de las cuentas de Guillermo Álvarez, provienen del Servicio de Impuestos Internos de los Estados Unidos y del FBI. Ambos documentos fueron entregados por la Unidad de Inteligencia Financiera, de Santiago Nieto, y se mantienen bajo resguardo por contener información confidencial relacionada con una investigación de orden internacional. Dos de las más importantes oficinas del Departamento del Tesoro y del Departamento de Justicia de Norteamérica están muy interesadas en identificar el origen y destino de los mil 300 millones de pesos que se le imputan al director de la cementera y la cooperativa.
VOLARIS ES OTRA que igual ya empezó a trabajar una reestructuración de pasivos. La compañía que preside Enrique Beltranena registra créditos bancarios por 4 mil 156 millones de pesos, principalmente con Santander, que comanda Héctor Grisi, y el Bancomext, que dirige Carlos Noriega. Alrededor de 2 mil 344 millones vencen este año, de ahí la premura por redocumentarlos, ahora en medio de esta crisis de insolvencia por el Covid-19. Los otros mil 812 millones se deben liquidar en tres años. Volaris también tiene Certificados Bursátiles por otros mil 483 millones de pesos a pagar de aquí al 2023. A ver por cuál camino optan para reestructurar.
NO SE SABE si para bien o para mal, pero Ashmor se está metiendo en Posadas. El famoso fondo británico dirigido por Mark Coombs encabeza ya buena parte de los tenedores que tienen la mayoría del bono de 450 millones de dólares que vence en 2022. Este gestor de inversiones en mercados emergentes es muy conocido aquí. Lo vimos en reestructuras como las de Oro Negro de Gonzalo Gil, ICA en tiempos de Bernardo Quintana, Geo con Luis Orvañanos, Homex con Eustaquio de Nicolás y AHMSA de Alonso Ancira, entre otros. Agregue a Doubleline, Invesco y Credit Agricole como otros bondholders del grupo de Pablo Azcárraga.
LE PLATICABA HACE unos días que WeWork ya se está redimensionando producto también del golpe del coronavirus. La firma dedicada al subarrendamiento de oficinas maneja alrededor de 250 mil metros cuadrados en todo el país, siendo Fibra Uno, que dirige Gonzalo Robina, su principal arrendador. Pero no solo el coworking que lleva aquí Álvaro Villar se está moviendo. Agregue también a IOS Offices, de Adrián García Iza, que opera otros aproximadamente 70 mil metros y donde Grupo Dahnos, de José Daniel, es su principal proveedor de espacios. También considere en este mismo negocio a Regus, que dirige Mónica Sansores.