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La Organización de los Estados Americanos (OEA) emitió una contundente condena ante la irrupción policial en la embajada mexicana en Quito, destinada a detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas. Esta resolución, aprobada en Washington el pasado miércoles, refleja la preocupación de la comunidad internacional por el respeto a las normativas diplomáticas y la integridad de los funcionarios consulares.
En un acto de solidaridad y coherencia con los principios de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, la OEA ha denunciado enérgicamente la incursión en la sede diplomática de México en Ecuador, así como los actos de violencia perpetrados contra el personal diplomático. Esta condena unánime, respaldada por todos los países miembros, excepto Ecuador que votó en contra y El Salvador que se abstuvo, subraya la importancia de preservar la inviolabilidad de las misiones diplomáticas y el respeto por la Convención de Asilo Diplomático.
Resulta especialmente preocupante que la delegación mexicana haya estado ausente tanto en la reunión del Consejo Permanente como en la sesión donde se discutió la situación en la embajada mexicana en Quito. Esta ausencia, sumada a la ruptura de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador, ha exacerbado las tensiones entre ambos países.
En este contexto, el vicecanciller de Ecuador, Alejandro Dávalos, ha expresado en nombre del gobierno del presidente Daniel Noboa la preocupación por lo que consideran una promoción de la impunidad por parte de México al otorgar asilo a Jorge Glas, quien enfrenta acusaciones legales en Ecuador.
Jorge Glas, quien ocupó el cargo de vicepresidente durante el mandato del expresidente Rafael Correa, está sujeto a dos sentencias por asociación ilícita y cohecho, además de ser objeto de una orden de captura por el delito de peculado. Estas acusaciones legales hacen que su caso sea especialmente delicado desde el punto de vista diplomático.
Ante esta situación, la OEA hace un llamado urgente a Ecuador y México para iniciar un diálogo constructivo y tomar acciones inmediatas que contribuyan a resolver este grave asunto. Asimismo, la organización pone a disposición de ambos países los buenos oficios de la OEA para facilitar dicho diálogo y alcanzar una solución pacífica y respetuosa con el derecho internacional.
En conclusión, la resolución adoptada por la OEA refleja la preocupación de la comunidad internacional por la inviolabilidad de las sedes diplomáticas y la necesidad de resolver conflictos de manera pacífica y respetuosa con el derecho internacional.