José Alberto Mujica Cordano, conocido mundialmente como Pepe Mujica, fue un político, guerrillero y filósofo uruguayo cuya trayectoria vital encarnó como pocos la lucha por la justicia social y la coherencia ética en el ejercicio del poder. Fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, pero su fama trascendió fronteras por su estilo de vida austero, su discurso humanista y su trayectoria de lucha revolucionaria.
Orígenes humildes y primeros años
Pepe Mujica nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo, en el seno de una familia trabajadora. Su padre, agricultor descendiente de inmigrantes españoles, falleció cuando él tenía seis años, lo que obligó a su madre a sacar adelante sola a la familia vendiendo cosméticos y dulces. Mujica creció en un ambiente rural, lo que forjó su identidad ligada a la tierra y al trabajo sencillo.
Desde joven se involucró en la militancia política. Participó en el Partido Nacional y más tarde se unió a sectores de izquierda, influenciado por la situación de pobreza, represión y desigualdad que se vivía en Uruguay en los años 60.
Lucha armada y años de prisión
Durante esa década, Mujica se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), un grupo guerrillero urbano de inspiración marxista que promovía la lucha armada como medio para transformar la estructura socioeconómica del país. Participó en asaltos a bancos, distribución de alimentos y secuestros con fines políticos.
En total, fue capturado cuatro veces y sufrió seis heridas de bala. En su última detención, en 1972, fue declarado “rehén” por la dictadura militar uruguaya y sometido a condiciones extremas de aislamiento, tortura psicológica y precariedad durante 13 años. Pasó largos periodos incomunicado, en celdas subterráneas, sin contacto humano, agua potable ni libros.
Esa experiencia no lo quebró, sino que lo convirtió en un hombre reflexivo, centrado en lo esencial y profundamente transformado. Tras el regreso de la democracia en 1985, fue liberado junto a otros presos políticos gracias a una amnistía general.
De guerrillero a líder político
Lejos de retirarse, Mujica se integró al proceso democrático. En 1989 fue uno de los fundadores del Movimiento de Participación Popular (MPP), una fuerza dentro de la coalición de izquierda Frente Amplio, con la que fue elegido diputado en 1994 y luego senador en 1999.
Gracias a su forma de hablar sencilla y popular, y su imagen de hombre del pueblo, rápidamente se ganó el afecto de la ciudadanía. Fue nombrado ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca en el gobierno de Tabaré Vázquez (2005–2008), y finalmente fue candidato a la presidencia.
Presidencia de Uruguay (2010–2015)

En 2009 ganó las elecciones presidenciales con más del 50% de los votos. Su mandato se caracterizó por una visión progresista con políticas sociales innovadoras y un enfoque centrado en la equidad y los derechos civiles.
Durante su presidencia se aprobaron leyes emblemáticas como:
- Legalización del aborto bajo ciertas condiciones.
- Matrimonio igualitario, convirtiendo a Uruguay en pionero en la región.
- Regulación estatal de la marihuana, una medida única en el mundo en ese momento.
- Reformas educativas y programas de redistribución de la riqueza.
Mujica impulsó también una política exterior basada en el respeto a la soberanía de los pueblos y en la integración regional.
Pero más allá de sus logros legislativos, fue su estilo de vida lo que captó la atención global: renunció al lujo presidencial, vivió en su modesta chacra en las afueras de Montevideo, cultivando flores con su esposa, Lucía Topolansky, también exguerrillera y senadora. Donaba alrededor del 90% de su salario como presidente a organizaciones sociales.
Discursos que conmovieron al mundo
Mujica se volvió un referente moral en foros internacionales. Uno de sus discursos más célebres fue en la Cumbre de Río+20 en 2012, donde criticó el consumismo y el modelo económico basado en la acumulación infinita:
“El problema no es el cambio climático. El problema es el modelo de civilización que hemos creado. Y el desafío es otro: cómo vivir con lo justo para ser felices.”
Con este tipo de mensajes, se ganó el apodo de “el presidente más pobre del mundo”, aunque él mismo decía que no era pobre, sino “rico en tiempo y libertad”.
Últimos años y legado

Luego de dejar la presidencia, volvió al Senado, donde se mantuvo activo políticamente hasta 2020, cuando se retiró por motivos de salud. Sufría de una enfermedad inmunológica crónica, además de las secuelas del encarcelamiento prolongado.
Pepe Mujica falleció el 12 de mayo de 2025 a los 89 años, dejando un vacío político, pero también un legado ético imborrable.
Fue autor de varios libros y documentales, entre ellos Una oveja negra al poder y Pepe Mujica: el presidente. Su vida fue retratada también en la película La noche de 12 años, que narra su encarcelamiento junto a otros dos tupamaros.

Un símbolo universal de coherencia y humanidad
Pepe Mujica no solo fue un político o un exguerrillero. Fue una figura que desafió los cánones del poder con su ejemplo de sobriedad, honestidad y desapego. Defendió causas justas, vivió con austeridad y gobernó con sabiduría.
Su historia demuestra que es posible hacer política sin cinismo, y que el servicio público puede ejercerse con dignidad. Mujica se convirtió en una referencia moral en una época de descrédito hacia la clase política, y su mensaje sigue más vigente que nunca: “No se necesita mucho para vivir bien”.