La electricidad volvió a circular por gran parte de España y Portugal tras un apagón masivo que dejó sin suministro a decenas de millones de personas el lunes. Aunque el servicio fue restablecido por la noche, el origen del fallo sigue siendo un misterio, lo que ha generado preocupación y una investigación a nivel nacional.
¿Cómo ocurrió el apagón?
Todo parecía normal hasta las 12:33 p.m. hora local, cuando la red eléctrica española sufrió una repentina perturbación. Según Eduardo Prieto, director de servicios de Red Eléctrica, tras un primer impacto, la red intentó estabilizarse, pero una segunda desconexión, ocurrida apenas un segundo y medio después, provocó una caída abrupta en las variables operativas.
Esa pequeña fracción de tiempo fue suficiente para generar una desconexión masiva de generadores eléctricos y líneas de conexión con Francia, lo que colapsó por completo la red. En cuestión de segundos, se perdieron 15 gigavatios de energía, el equivalente al 60% del consumo nacional en ese momento.
¿Cuál fue la causa?
Más de 24 horas después del incidente, las autoridades aún no han determinado qué provocó el apagón. Aunque algunos apagones pasados en Europa se han atribuido a incendios o fenómenos meteorológicos extremos, este evento ocurrió en un día soleado y sin incidentes climáticos.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció la creación de una comisión de investigación y descartó que el exceso de producción renovable fuese el origen del fallo. También confirmó que se está evaluando la posibilidad de un ciberataque, mientras que el Tribunal Supremo en lo Penal investiga un posible sabotaje informático a infraestructuras críticas.
Por su parte, el primer ministro portugués, Luís Montenegro, apuntó hacia España como el foco del incidente.
¿Qué tan grave fue el impacto?
El apagón fue extenso. La mayoría de las regiones de España y Portugal quedaron completamente a oscuras por varias horas. Se apagaron semáforos, farolas, cajeros, terminales de pago, pantallas informativas y sistemas de transporte. Muchos comercios cerraron o solo pudieron operar con efectivo.
Aeropuertos y estaciones de trenes se vieron colapsados por cancelaciones y retrasos. Ciudades clave como Madrid, Barcelona, Lisboa y Sevilla sufrieron interrupciones significativas en sus actividades cotidianas y económicas.
La policía tuvo que regular el tráfico de forma manual y los sistemas de metro se paralizaron. Sin embargo, las centrales nucleares españolas se mantuvieron seguras y los hospitales operaron con generadores de emergencia, evitando mayores consecuencias.
Lo que sigue
A medida que las autoridades profundizan en la investigación, crece la preocupación por la vulnerabilidad de las redes eléctricas ante ataques cibernéticos o fallos técnicos imprevistos. Este apagón ha servido como una llamada de atención para mejorar la resiliencia energética en la península ibérica.