Estados Unidos vivió un día de polarización política. Mientras Donald Trump celebraba su desfile militar soñado en Washington DC, decenas de miles salieron a las calles en todo el país y el extranjero para gritar “¡No Reyes!” y denunciar su estilo autoritario.
La capital estadounidense fue el epicentro de esta fractura. De un lado, Trump, sonriente, encabezó el desfile por el 250 aniversario del ejército de EE.UU., acompañado por Melania Trump, 7 mil soldados, 150 vehículos militares y 50 aviones. Del otro, miles protestaban a pocos metros con pancartas que decían “No hay corona para el payaso” y “El régimen fascista de Trump debe irse ahora”.
En total, más de 200 mil personas protestaron en Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Houston, y también en París, Ciudad de México y otras ciudades del mundo. Los organizadores nombraron la jornada como “Sin Reyes”, en clara crítica al comportamiento del presidente.
Las marchas fueron mayoritariamente pacíficas, pero en Utah una persona resultó herida de gravedad en un tiroteo, y en Virginia, un automovilista arrolló un grupo de manifestantes sin causar heridos. En Los Ángeles, la policía dispersó a la multitud con gases lacrimógenos y agentes montados, dejando siete policías heridos y tres personas detenidas.
Horas antes, un hecho violento conmocionó a Minnesota: un hombre asesinó a la congresista demócrata Melissa Hortman y a su esposo. También hirió al senador estatal John Hoffman y a su esposa. El gobernador Tim Walz calificó los hechos como violencia política selectiva.
En Nueva York, los manifestantes elevaron un globo gigante de Trump en pañales y corearon “¡Donald Trump tiene que irse!”. En Los Ángeles, abuchearon a agentes de la Guardia Nacional con gritos de “¡No son bienvenidos aquí!”.
El desfile militar de Trump, el primero desde 1991, coincidió con el Día de la Bandera y su cumpleaños número 79. Fue recibido entre cánticos de “¡USA!, ¡USA!” y una salva de 21 cañonazos. El espectáculo, que podría costar hasta 45 millones de dólares, causó alarma entre quienes ven en la militarización un peligro para la democracia.
La fractura en Estados Unidos es cada vez más visible. Mientras unos celebran con banderas y desfiles, otros denuncian el autoritarismo, la militarización y la intolerancia política del actual mandatario.
