La ciudad eterna vive días de conmoción, devoción… y altos precios. Tras la muerte del papa Francisco, miles de personas han comenzado a llegar a Roma para darle el último adiós, provocando un aumento significativo en los precios de vuelos y hospedaje.
Una avalancha de fieles y turistas
El fallecimiento del Pontífice ha movilizado a creyentes de todo el mundo, muchos de ellos decididos a participar en las ceremonias fúnebres y rendir homenaje en la Basílica de San Pedro. Las aerolíneas y hoteles han respondido como suele ocurrir en estos casos: con alzas de precios. En cuestión de horas, los vuelos hacia Roma experimentaron incrementos de hasta el doble de su tarifa habitual, especialmente desde destinos europeos y latinoamericanos.
Hoteles al límite de su capacidad
La situación en el sector hotelero no es distinta. Establecimientos del centro histórico, Trastevere y zonas cercanas al Vaticano reportan ocupación casi total. Algunas plataformas de reservas ya marcan como “no disponible” fechas clave, mientras que los pocos alojamientos libres han duplicado o triplicado su tarifa estándar.
Un fenómeno que se repite
No es la primera vez que un acontecimiento religioso de esta magnitud impacta económicamente a la capital italiana. Lo mismo ocurrió tras la muerte de Juan Pablo II en 2005, cuando Roma recibió a más de tres millones de personas en apenas unos días. Todo indica que esta vez la historia se repite.
Roma, entre la fe y el turismo
Mientras algunos critican la especulación en precios, otros lo ven como una reacción inevitable del mercado ante una demanda excepcional. Lo cierto es que Roma se prepara para días intensos, en los que la espiritualidad, el protocolo vaticano y la economía local convergen en un mismo escenario.