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    OpiniónMagnicidios: Cristina Alcayaga

    Magnicidios: Cristina Alcayaga

    En los magnicidios, el manto de la duda prevalece frecuentemente respecto al autor

    Opinión

    Shinzo Abe, ex primer ministro de Japón, fue asesinado el pasado 8 de julio mientras daba un discurso de campaña en la provincia de Nara. La noticia conmocionó al mundo porque Abe fue un político de derecha muy influyente que actúo como mediador entre los Estados Unidos e Irán; permaneció 8 años en el cargo, de 2012 a 2020, y buscó reformar la Constitución política que establece que Japón, renuncia a la guerra; impuesta a causa de los actos violentos cometidos contra China y las dos Coreas; pero también fortaleció la economía japonesa y logró la estabilidad política durante su gestión.

    El perpetrador, Tetsuya Yamagami, capturado al momento, dijo haber cometido el atentado contra el ex primer ministro en venganza contra la Iglesia de la Unificación, la cual apoya a políticos conservadores, asumiendo que Abe estaba ligado a ella.

    Responsables y culpabilidad

    En los magnicidios, el manto de la duda prevalece frecuentemente respecto al autor, por ejemplo, el de John F. Kennedy en 1963, supuestamente asesinado por Lee Harvey Oswald quien fue muerto antes de declarar ante el juez; oficialmente, se declaró su culpabilidad, pero siempre se ha presumido una conspiración. El de Salvador Allende, presidente de Chile en 1973; se determinó que se suicidó en circunstancias no aclaradas, antes que ser atrapado por las fuerzas del Dictador Augusto Pinochet durante el Golpe de Estado.

    Olof Palme ex primer ministro de Suecia en 1986 que fue asesinado a tiros a la salida de un cine y el caso fue cerrado 34 años después sin haber podido demostrar la culpabilidad del presunto asesino quien murió en el año 2000. O el de Benazir Bhutto, primera mujer presidenta de Pakistán asesinada en el 2007 mientras buscaba la reelección; cinco talibanes capturados, fueron declarados no culpables.

    La incertidumbre de los crímenes antes citados y otros, sobre la veracidad de un responsable deja a un pueblo y a muchos otros dolidos y estupefactos, pues como dice el refrán. “la verdad duele, pero la duda, mata”.

    Me despido de ustedes y les invito a seguirme en Twitter @Cristinalcayaga

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