Los empresarios del país están urgidos de que avance la vacunación en México, pero se topan con el muro del gobierno. El presidente los ve con desconfianza y esto ha permeado a su gabinete.
En el más reciente choque entre ambas partes, integrantes de la cúpula empresarial llevaron ante el canciller Marcelo Ebrard la petición de que les permitieran comprar y aplicar vacunas. La respuesta es digna de análisis: les contestaron que sólo podían adquirir la vacuna de Moderna y sólo la podían aplicar hasta que pasaran las elecciones.
Las dos condicionantes son una vergüenza, pero tienen toda la lógica para la administración López Obrador:
¿Por qué sólo adquirir la de Moderna? Porque el gobierno de México decidió no comprar la vacuna de esta farmacéutica por ser de las más caras en el mercado. Para su mala fortuna, fue también de las primeras que salió. Estados Unidos se quedó casi con toda la producción. Entonces, si el sector privado mexicano compra a Moderna, no le hará competencia al gobierno ante otras farmacéuticas, y se neutraliza el peligro de dejarlos en ridículo.
¿Por qué hasta después de que pasen las elecciones? Porque claramente la vacunación en México tiene un objetivo electoral: que el presidente mantenga su mayoría en la Cámara de Diputados y gane gubernaturas, en las elecciones del próximo 6 de junio. Desde el inicio, se diseñó que en las brigadas de vacunación participen los Servidores de la Nación, nacidos como operadores electorales de Morena, y de manera singular parece estarse alineando todo para que el grueso de la vacunación se realice más cerca de la fecha de las elecciones.
Las fuentes que me cuentan todo esto me relatan también que hay algunos funcionarios dentro de el gobierno federal que ya se dieron cuenta de que no van a ser capaces de cumplir su meta de vacunación: 80 millones de dosis para junio. Esto implicaría estar aplicando 620 mil vacunas diarias. En el último mes, ningún día se ha llegado ni cercanamente a esa meta. El promedio de aplicación diaria es de 40 mil. Se necesita 15 veces más. Por eso quieren mayor participación privada en la vacunación. Y que entre esos funcionarios se encuentra el director general del IMSS, Zoé Robledo, quien ha empujado la estrategia de que el gobierno se deje ayudar para extender la vacunación.
Ojalá el gobierno rectificara. Hay cosas que deben verse más allá de la lente política.
SACIAMORBOS
Curioso. El gran argumento del gobierno federal para impedir que gobiernos estatales y empresas privadas participen en la vacunación es que el traslado de vacunas era algo muy complejo, que no se podía romper la cadena de frío de las vacunas porque se echaban a perder, que por eso tenía que mantener control el gobierno federal a través del Ejército y los Servidores de la Nación. Oh, sorpresa: a Nuevo León llegaron 4 mil vacunas tibias. La cadena de frío era de 2 a 8 grados y se las mandaron en una hielera a 13 grados. ¿Qué dijo el gobierno federal? Que no hay problema, que aguantan hasta 14 días tibias sin que pierdan efectividad. Lo dicho: son adictos a la mentira.