El domingo pasado, el secretario general de la ONU, António Guterres, emitió un enérgico llamado a la moderación durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, convocada tras el ataque con drones y misiles de Irán a Israel. En sus palabras, «Ni la región ni el mundo pueden permitirse más guerras».
Guterres expresó su profunda preocupación por la situación en Oriente Medio, señalando que la región está al borde del precipicio y los pueblos enfrentan un peligro real de conflicto generalizado y devastador. Instó a todas las partes a mostrar la máxima moderación y buscar la desescalada y la distensión en este momento crítico.
El secretario general condenó enérgicamente tanto el ataque de Irán a Israel como el ataque previo contra el consulado iraní en Damasco, subrayando la importancia del principio de inviolabilidad de las representaciones diplomáticas. Destacó que es vital evitar cualquier acción que pueda llevar a grandes enfrentamientos militares en múltiples frentes en la región.
Este llamado a la moderación se produce en medio de crecientes tensiones entre Irán e Israel, que han escalado a niveles preocupantes con intercambios de ataques y amenazas. Desde la revolución iraní de 1979, ambos países han sido enemigos declarados, pero hasta ahora habían evitado enfrentamientos directos.
El embajador iraní ante la ONU, Amir Saeid Iravani, dejó claro que Irán ejercerá su derecho a defenderse si Estados Unidos inicia una acción militar contra el país. Por su parte, el embajador israelí, Gilad Erdan, calificó el ataque de Irán como de «épicas proporciones» y urgió a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas contra Teherán.
Estados Unidos también se ha pronunciado en el Consejo de Seguridad, instando a condenar el ataque iraní y destacando su interés en reducir la tensión en la región. Sin embargo, Rusia ha criticado lo que considera un «doble rasero» por parte de Occidente, que condena los ataques de Irán pero ignora los bombardeos israelíes en otros países de la región.
En este contexto tenso y peligroso, el llamado a la moderación y la búsqueda de una solución diplomática se convierten en imperativos urgentes para evitar una escalada aún mayor y un posible conflicto devastador en Oriente Medio.