De algo tenemos que hablar
Los candidatos ya hablaron, prometieron, se atacaron y derrocharon recursos durante 42 días. Hoy, en cambio, ha iniciado la veda electoral, rumbo al domingo 6 de junio y es momento que seamos los ciudadanos los que hablemos y demos el manotazo sobre la mesa con contundencia, ¿cómo?, con el voto, así, se simple, llano y poderoso ante el poder que deja la política en manos de pocas personas, sabiendo que el “poder absoluto, corrompe absolutamente”.
Parto de esta premisa: la política es como el anillo de Saurón, al final de las cosas, corrompe a quien la porta.
Lo he visto en 15 años de periodista, tratando (y lidiando) por políticos de todo tipo: los que se dicen «preparados y estudiados», «los que comenzaron de cero», «los que no son políticos, sino ciudadanos». Ya me se todas las cartas de presentación, incluso, en su momento les he creído, solo para terminar como Ícaro, estrellado en las rocas por querer tocar el sol de la credibilidad.
¿No me creen? Solo hay que ver la cantidad de políticos que de un día a otro cambiaron toda su ideología y colores partidistas en búsqueda de la candidatura.
Digo pecado, pero no pecadores, luego hay quien tiene el cuero sensible.
En Quintana Roo vimos el caso de políticos que atacaban a capa y espada a Morena, y luego, gracias a alianzas de sus partidos, acabaron siendo candidatos de Morena y tuvieron que cambiar su argumento crítico a la administración federal, a uno de laureles y vítores.
Solo es de recordarnos el pasado de muchos de los candidatos: ex funcionarios señalados por diversas irregularidades en administraciones pasadas, políticos que han militado en al menos tres partidos diferentes, o quienes, se presentan como ciudadanos, pero ya tienen cola que les pisen en la administración pública.
La política hoy sigue siendo una opción de bienestar para unos pocos, a cambio del erario público y relaciones. ¿No me creen?, la ambición que genera estar dentro de este ámbito es razón suficiente para caer en la violencia. No es fortuito que al menos 85 candidatos a nivel nacional hayan sido asesinados durante la campaña electoral.
En Quintana Roo tuvimos incluso el caso de un precandidato en Puerto Morelos, un caso que hace unos días dio un vuelco de película, luego de que se dio a conocer que su muerte presuntamente fue por rencillas políticas con otra candidata que se le negó la candidatura y acabó tomándola por otro partido.
¿Qué tipo de personas son las que buscan el poder político como para llegar a estos extremos?
¿Cuántas personas de pocos escrúpulos alcanzarán a llegar a un escaño sin que nos demos cuenta de que votamos por un lobo con piel de cordero?
Es muy difícil prever la forma en que los políticos que salgan electos este domingo desempeñarán sus funciones.
Es por eso que el papel de la ciudadanía no debe de dar tregua en la supervisión, en la auditoría de las personas que ocupan un lugar de elección pública. En pedir rendición de cuentas, más allá de colores partidistas, sino sabiendo las virtudes del bien común.
Quien tiene el verdadero poder es el pueblo, y eso es peligroso para los políticos, tan es así, que a menudo nos lo quieren hacer olvidar.
Por ejemplo, han creado procesos engorrosos saber cosas como cuánto ganan los funcionarios: solicitar algo a transparencia es un proceso increíblemente largo y tedioso, donde se tarda hasta un mes (por los días inhábiles), perfecto para ahuyentar a cualquiera.
Tengo una lista interminable de solicitudes de transparencia en los tres niveles de gobierno que no han sido contestadas, pues han solicitado prorrogas, o simplemente, después de dos meses me dicen que nos datos están reservados.
Esa es la victoria del sistema, con el que se perpetua la clase política de todo tipo, la que nos dicen que la responsabilidad del ciudadano es solo salir a votar.
No, la responsabilidad ciudadana es la de vigilar, la de preguntar, la de cuestionar, la de señalar y supe reditar los que realizan las personas en un cargo público, pero maravillosamente el sistema político de muchos años se encargó de hacernos olvidar esto, y el gobierno actual no ha hecho nada para incentivarlo, solo es de ver al presidente de la República, su actuar, su postura, su lenguaje, al momento de ser cuestionado.
He tenido la fortuna de ir a tres de sus “mañaneras”, y reconozco la virtud de la intensión, más no la forma en que es ejecutada, con respuestas esquivas, comentarios mordaces que no enriquecen, y, sobre todo, como una plataforma diaria que raya en lo propagandístico y el auto aplauso.
¿Por qué en las escuelas no nos enseñan cosas como solicitar información si tenemos dudas de alguna obra o licitación?, ¿Por qué no nos dicen que como ciudadanos podemos tener acceso a las sesiones de Cabildo, o poder meter controversias, quejas, denuncias? Simple y llano: no le conviene al poder político (del gobierno de cualquier color partidista), porque el poder político, a razón de ellos, no puede ser opacado del poder ciudadano.
Es por eso que como ciudadanos debemos de salir votar, como este domingo, y a partir de ese momento, también vigilar el actuar de las autoridades que hemos elegido.
Ser ciudadano es también una responsabilidad, que no elegimos, como los Hobbits, teniendo que llevar el anillo de Saurón al Monte del Destino, pero que debemos de asumir, por un bien mayor, más allá de nuestras convicciones egoístas.
¿Listos para este 6 de junio?