Durante décadas, la política en México se determinaba por ideologías partidistas y por grupos políticos con ideas e ideales preponderantes que permitían sostener un plan o programa de gobierno con un objetivo y un fin último. Todavía es dable el reconocerle al presidente de la república el expresar públicamente su linea política y discursiva hacia lo que en teoría es un gobierno de izquierda inmerso en lo que se identifica como un proyecto liberal.
Sin embargo, al voltear a ver el desarrollo y esfuerzo de los representantes de los partidos políticos y sus esquemas de selección de candidatos y de administración de lo que en teoría debería ser la Nomenklatura de México, nos damos cuenta de que navegan a contracorriente de los principios e ideales que expresa el presidente y se desenvuelven más bien como una sociedad anónima de capital variable y de responsabilidad limitada.
Para poder conceptualizarlo de forma más sencilla, basta recordar con los mercados de antes, en donde cada sujeto decidía cuantas medidas de azúcar comprar, escogía las frutas, las verduras, las nueces, la carne, el huevo y hervía su propia leche para tomarla y hacer su propia nata. Hoy en día, el azúcar, las frutas, las verduras, las nueces, carne, huevo y leche, ya las escogen y las empaquetan para quitarnos esa capacidad de decidir cual nuez quiero y cual no, y más aún, nos constriñen a tomar solo la decisión de la marca. De qué marca van a ser las nueces que no he palpado, ni pesado, ni sentido, ni olido. Pero el mercado actual te obliga a decidir eliminando toda posibilidad para que el sujeto en realidad pueda decidir lo que en verdad quiere.
Esto mismo esta pasando en México en política, en los paquetes puede haber conservadores, liberales, neoliberales, cultos y tremendamente ignorantes, pero el mercado de la política actual te obliga a decidir por una marca o por un conjunto de marcas, en donde los ideales, la capacidad, las competencias o la cultura del producto empaquetado que se vende es lo de menos.
Parafraseando al Slavoj Zizek en su obra “Como un ladrón en peno día”, el habitual reproche de la izquierda real a la izquierda que se hace del poder es que, en lugar de socializar, de manera eficaz la producción y desplegar una democracia auténtica, no ha sabido salir de los límites de las políticas izquierdistas convencionales como nacionalizar los medios de producción o tolerar el capitalismo de una manera socialdemócrata en la búsqueda de un estado de bienestar que de acuerdo con el mismo Lenin citado por Zizek en la obra “Problemas en el Paraíso”, ése no es otra cosa que un capitalismo de estado, en que los gobiernos de izquierda se quedan inmersos en su estado de confort.
Algunos otros autores como Giuseppe Tomasi lo definen de forma más radical con la frase “Que todo cambie para que todo siga igual”, o para Jean-Luc Godard con la famosa frase “Ne change rien pour que tout soit différent”, que se traduce en “No cambiar nada para que todo sea diferente”; refieren en su totalidad la posibilidad de que los Estados de izquierda no caigan en la comodidad de la simulación, ya que el verdadero cambio, no consiste tan sólo en derrocar el viejo régimen, sino, por encima de todo, establecer uno nuevo.
De acuerdo con Zizek en su obra “Como un ladrón en pleno día”, Jürgen Habermas y Peter Sloterdijk, los dos grandes adversarios, filosóficos de la escena alemana, últimamente han hecho pública su admiración por Macron, en términos bastante entusiastas, como una nueva esperanza para Europa, y ello le llama la atención a Zizek porque al existir dos adversarios tan enconados que comiencen a hablar del mismo lenguaje, constituye siempre algo sintomático, no de una unidad profunda, sino de rechazo a los productos ofrecidos en el mercado electoral. Según Zizek, hemos alcanzado así, el punto más bajo de nuestra vida política: una pseudo elección como no ha habido otra igual.
Ejemplo de lo anterior lo han sido Trump, en Estados Unidos, Le Pen, en Francia, Urban en Hungría, y Milei en Argentina recientemente. Por ello, es inevitable exponer y desenterrar la realidad de las formas en las que se construyen productos hoy día en el mercado de la política, ya que de no dar un paso atrás hacia las verdaderas ideologías, muy pronto nos estaremos arrepintiendo con un Milei en casa, ya que las izquierdas y derechas radicales se unen en los extremos.