Desde que se conformaron los países como los Estados-Nación que conocemos hoy en día se comenzó a gestar la idea de un gobierno mundial. Pensar en un gobierno mundial es solamente natural, aunque existan muchas razones para decir que no es algo que esté en nuestra naturaleza como seres humanos, también existen una gran de cantidad de razones que nos hacen pensar en la factibilidad de que exista un gobierno mundial de cara al futuro; y es que desde que se conformaron los Estados modernos, hasta la fecha, estos han vivido un estrecho proceso de integración que vemos representado en características de nuestro sistema internacional como; la integración económica regional, y en instituciones como la Unión Europea y las Naciones Unidas.
Las razones que han llevado a una mayor integración son diversas; desde fronteras compartidas hasta el interés compartido, la vocación por integrar a los países siempre ha estado presente. Aunque en unos periodos de la historia ha existido mayor proteccionismo, también ha habido periodos en donde la cooperación entre los países es central. Sin embargo, la idea de un gobierno mundial es aún utópica -y quizás siempre lo sea-, en el mundo de hoy en día existen una gran cantidad de cosmovisiones, cada una con intereses distintos, y muy seguido estos intereses entran en conflicto. No obstante, la pandemia que vivimos hoy en día pone en tela de juicio un asunto central dentro del debate acerca de un gobierno mundial. ¿Cómo enfrentamos como humanidad los problemas globales que nos aquejan, y cómo cooperamos ante problemáticas que requieren un esfuerzo colectivo?
Es erróneo pensar que cada uno de los actores afectados por un problema va a tener los mismos intereses. Sin embargo, ante los problemas globales que enfrentamos, como la crisis ecológica y de salud, podemos pensar que es necesario un régimen global que permita poner las cosas en orden. Por definición, un gobierno mundial es un régimen legal internacional aplicable para todas las personas en este planeta. La pandemia del coronavirus de cierta forma justifica la idea de un gobierno mundial. No obstante, es interesante explorar las distintas formas que esté podría tomar.
Entendiendo la configuración del mundo moderno, podemos decir que un gobierno mundial probablemente tome como modelo el modelo estadounidense de organización social. Este modelo está caracterizado por el sistema presidencialista, un sistema electoral complejo y que difícilmente representa las peticiones de la mayoría, un modelo económico que estimula la concentración de la riqueza y la desigualdad. Bajo este modelo, la paz mundial sería algo difícil de obtener dada la desigualdad que perpetúa este modelo y la inexistencia de una democracia realmente funcional. Si algo hemos observado durante la presidencia de Donald Trump, es la ineficiencia del modelo democrático norteamericano. Además, el presidencialismo del sistema norteamericano, haría que bajo este sistema fuera muy propenso que el poder se concentre en pocas manos y favorezca a los intereses de la minoría.
Si el modelo norteamericano no parece ser el óptimo para adoptar bajo un gobierno mundial, es necesario mirar al otro lado del charco, en donde encontramos otra superpotencia económica y cultural de la actualidad. El modelo chino, aunque parecido, dista mucho de ser como el norteamericano. Ambos modelos utilizan el crecimiento económico como una manera de medir el progreso y el desarrollo. No obstante, el modelo chino se caracteriza por altos niveles de vigilancia, la inexistencia de los derechos civiles occidentales y la búsqueda del crecimiento económico a cualquier costo. Además, cabe destacar que existe una barrera con el lenguaje, el idioma chino es mucho más difícil de asimilar alrededor del mundo, por ende, esto haría más difícil su exportación. Por lo tanto, podemos decir que un gobierno mundial no adquiriría el modelo chino, debido a la difícil exportación del mismo.
Similar al modelo norteamericano, el modelo europeo parece ser el más probable a ser adoptado bajo un esquema de un gobierno mundial. Como mencioné anteriormente, la Unión Europea es uno de los casos más exitosos de integración regional a nivel mundial. El proyecto de la Unión Europea logró unir a 27 países con identidades nacionales distintas, y que históricamente habían estado en conflicto. De esta manera, la Unión Europea es la expresión de una doble identidad, la identidad nacional de cada uno de los países, y la identidad que los une como europeos.
El modelo europeo nos permite pensar que un gobierno mundial podría seguir su modelo de organización, donde cada región del mundo es representada en un foro mundial. Sin embargo, el mundo de hoy en día es muy complejo y existen una gran variedad de visiones sobre el mundo y distintos intereses que muy frecuentemente chocan. Entonces, bajo el modelo europeo es difícil esperar que haya una representación de todas las distintas identidades y etnias presentes en el mundo. Tomemos como ejemplo el caso de Cataluña en España hoy en día, los catalanes casi no tienen representación en la Unión Europea. Además, el modelo europeo es excluyente en sí, y la centralización y estandarización de los procesos no se adecua a las necesidades específicas de cada país.
Es muy difícil pensar en la forma que adquiriría un gobierno mundial en un futuro muy próximo. Desde mi punto de vista, la idea de un gobierno mundial parece un tanto utópica, en un mundo tan complejo, abstracto y anárquico como el que vivimos hoy en día, me resulta imposible pensar en un modelo de un gobierno mundial que respete todas las identidades culturales y nacionales que coexisten en este planeta. Sin embargo, la idea de un gobierno mundial nos invita a pensar en cómo enfrentar las problemáticas globales que nos afectan hoy en día. Si algo ha puesto a la luz la pandemia, es por muy complejo que será el mundo, de alguna u otra forma, y en alguno y otro momento, todos nos vemos afectados por los problemas que nos aquejan como humanidad, y que requieren de nuestro lado más humano.