POR INSTRUCCIÓN O por convicción, Leopoldo Vicente Melchi García, al frente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), se ha convertido en un verdugo de la inversión y el empleo en la industria energética.
Y es que ya que se estima que durante la era del gobierno de la Cuarta Transformación, el país ha dejado de captar recursos de por lo menos más de 100 millones de dólares.
Solo en el sector gasolinero se tienen congelados más de 500 permisos para nuevas estaciones, que arrojan nuevas inversiones de 750 mil millones de pesos, mil 500 empleos directos y cinco mil indirectos.
Como presidente de la CRE, Melchi ha operado bajo dos criterios: satisfacer todos los caprichos de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, y contribuir al desmantelamiento de la autonomía de este organismo, para convertirlo en la ventanilla única para la aprobación o cancelación de permisos en materia energética.
En esas tareas Melchi ha sido extraordinariamente eficaz en destruir lo avanzado, y ya se lo demandarán cuando se cabe este gobierno.
Recordará que a su llegada, exigió la renuncia de los funcionarios más experimentados de la CRE, para sustituirlos por sus compañeros más leales de Pemex y por los recomendados, sin idea de las funciones y responsabilidades del organismo autónomo, pero con el objetivo estricto de asfixiar a las empresas privadas que habían invertido al amparo de la Reforma Energética de Enrique Peña Nieto.
Si se ha visto la gran cantidad de gasolinerías cerradas, o con instalaciones nuevas, pero sin funcionar y con letreros distintos a la franquicia Pemex, se debe a que Melchi García se niega a dar trámite a varios centenares de solicitudes de prestación de servicios de comercialización e importación de combustibles para las estaciones de servicio de gasolinas operadas por particulares, en su mayoría en las zonas con la mayor afectación por “huachicoleo”.
Tan solo para la Ciudad de México y el Estado de México, su negativa para desahogar las solicitudes pendientes desde 2019 ya es más que desastrosa.
Melchi, quien no la tuvo fácil para alcanzar la presidencia de la CRE, ya que llegó luego de una segunda votación del Senado de la República, no ha logrado entender lo que significa estar al frente de un organismo autónomo.
Como si fuera un “siervo de la nación”, asegura a sus cercanos que él solamente sigue órdenes directas del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Lo anterior puede ser cierto, porque quienes han obtenido concesiones para operar gasolinerías lo han logrado en función de la mediación y gestoría económica de alguno de sus operadores más cercanos.
Ya sea alguno de sus familiares políticos o por la estructura jurídica creada desde su llegada y que solamente deja pasar a algunas solicitudes de la franquicia Pemex, mientras que al resto les aplica la “norma de la indiferencia”, con lo que se dislocan los plazos jurídicos, les manipulan los procesos administrativos o desaparecen los expedientes, pero siempre en perjuicio de los particulares que no fueron recomendados o que “no se alinearon”.
Melissa Ramírez, nuera del comisionado, ingeniera biomédica de profesión, decide si el trámite en hidrocarburos se pasa a firma para que sea autorizado, primero por Melchi García, que desde ahí da su (línea) voto de calidad, y ya entonces es que puede pasar a la deliberación colegiada de los otros cuatro comisionados.
Bajo el pretexto de la pandemia y al contrario de lo que hace el resto de la administración pública, con todo y las limitaciones de la austeridad republicana, Melchi mantiene cerrados los plazos y términos de los trámites.
En general, solamente se abren los expedientes que previamente han sido negociados o recomendados, ya sea por él o con su equipo jurídico.
Desde el inicio del año ha evitado las audiencias para impedir que los otros comisionados puedan intervenir o pedir celeridad en los trámites o, peor aún, que se rompa la cadena del dinero.
En varias ocasiones la Comisión Federal de Competencia Económica ha recomendado evitar, en primera instancia, el trato discriminatorio en favor de los concesionarios de gasolinerías Pemex y, sobre todo, las barreras de entrada a la libre competencia porque encarecen el costo operativo de los subsidios gubernamentales, al limitarse la comercialización de las gasolinas, además de que promueve el huachicoleo y la inflación.
HOY EN LA tarde Televisa de Emilio Azcárraga, Grupo Omnilife de Amaury Vergara y FEMSA de José Antonio Fernández Carvajal, estarán muy atentos al sorteo de los estadios que serán sede en la Copa del Mundo 2026. El anuncio lo hará la FIFA, que preside Gianni Infantino, en Nueva York. La Federación Mexicana de Futbol que comanda Yon de Luisa y la Liga MX que capitanea Mikel Arriola vienen cabildeando fuerte para que los estadios Azteca de la CdMx, Akron de Guadalajara y BBVA de Monterrey se queden con los mejores partidos. Compiten contra 41 ciudades de Estados Unidos y Canadá, de las que se elegirán hoy solo 16 sedes. El Azteca incluso peleará con todo para quedarse con la inauguración. El tema no es ajeno ni para el Presidente Andrés Manuel López Obrador ni para la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.
A PROPÓSITO DE Futbol, ahora sí quedó totalmente descartada por el Club de Dueños de la Liga MX la oferta de Apollo Global Managmenent de invertirle mil 250 millones de dólares durante los próximos 50 años, a cambio del 20% de los ingresos que genera el torneo. Ya se supo que atrás del ofrecimiento en realidad están algunos hombres de negocios que utilizaron como vehículo al prestigiado fondo neoyorquino que fundó Leon Black, que dicho sea de paso ya es unos de los accionistas principales de Aeroméxico, que dirige Andrés Conesa, y está atrás de Elon Musk para adquirir Twitter. La verdad la oferta apantallaba, pero cada equipo obtendría menos de 3 millones de dólares anuales. Cacahuates, pues, para el potencial que tiene la Liga MX en la Unión Americana.
UNA BATALLA LEGAL amenaza con desbordarse en México entre Deloitte, que preside globalmente Punit Renjen, y EY, que encabeza Carmine di Sibio. Estamos hablando de las dos principales firmas de consultoría y asesoría de negocios del mundo. En nuestro país ambas tienen un largo trecho de servicios contables para las principales cien empresas mexicanas. Deloitte tiene su origen en Galaz, Yamazaki, Ruiz Urquiza, mientras que EY en Mancera, las dos con una larga tradición. El pleito inició en enero, cuando salieron en desbandada cerca de 15 ejecutivos de Deloitte para sumarse a las filas de EY. La primera, que dirige aquí Francisco Cisneros, amaga con demandar a la segundo, al mando de Víctor Soulé.