Al estar presentes elevamos lo ordinario a lo extraordinario. Al volvernos conscientes de lo que estamos haciendo, mientras lo estamos haciendo, cualquier experiencia, literalmente cualquiera puede volverse una experiencia espiritual.
En otras palabras, para que una experiencia sea espiritual no necesitamos encontrar el significado desde el exterior. Casi cualquier experiencia posee un valor intrínseco y, por lo tanto, puede volverse extraordinaria desde el interior.
¿Como podemos acceder a este valor? ¿Cómo podemos comenzar hoy a convertir lo ordinario en extraordinario en nuestras vidas?
Por medio de ‘La atención plena’, que puede estar dirigida a la conciencia de la respiración, a alguna sensación física, a un objeto, o a cualquier actividad que estemos realizando en ‘Este momento’ es decir ‘La conciencia del momento presente’.
Como dice Jon Kabat: ‘todos tenemos la habilidad de practicar la atención plena. Solo debemos cultivar la habilidad de prestar atención al momento presente’.
Hace un tiempo pensaba como tal vez muchas personas, que estar iluminado primero era casi imposible, algo que sólo Buda, Jesús, y algunos cuantos gurús, podían alcanzar, qué significaba por fin llegar a un estado de completa calma, de dicha infinita donde la vida es deleitarse en la luz y la liviandad, sin embargo, hoy creo que es muy probable que dicho lugar no exista, pero sí estoy convencida que existen momentos así.
Como dice Dan Millman, en su libro Todos los días Iluminado, ‘Nadie se siente igual todo el tiempo. Incluso si estás enojado, deprimido, loco, temeroso o de luto, habrá momentos en los que estés distraído’.
No hay gente iluminada, tampoco hay gente amable, mala, inteligente, neurótica o estúpida, solo hay gente con más o (menos momentos iluminados) buenos, malos, inteligentes, neuróticos, o estúpidos’.
Los momentos iluminados son aquellos en los que estamos presentes y la mayoría de nuestros momentos obscuros son el resultado de nuestra incapacidad de estar presentes.
Como dice el monje budista Tich Nath Han, ‘Si vivimos en el pasado estamos abiertos a la depresión, si vivimos en el futuro estamos abiertos a la ansiedad; solo en el presente estamos abiertos’.
Eckhart Tolle en su libro El Poder del Ahora escribe: “La inquietud, la ansiedad, el estrés y la preocupación, son causados por demasiado futuro y falta de presencia. La culpa, el arrepentimiento, el resentimiento, la tristeza, la amargura, todas ellas formas de ausencia de perdón, son causadas por demasiado pasado y falta de presencia. En cuanto honras el momento presente toda infelicidad y lucha desaparece y la vida comienza a fluir con júbilo y facilidad. Cuando practicas la conciencia del momento presente todo lo que haces se ve infundido de calidad, cuidado y amor, incluso la acción más simple”.
Todos hemos vivenciado momentos así y hemos experimentado esta calidad, cuidado y amor; con nuestros seres queridos, jugando, comiendo, viendo una puesta de sol, incluso con tan solo una respiración, nos hemos sentido iluminados.
No existe el futuro perfecto en algún lugar del horizonte. En el mejor de los casos, habrá momentos casi perfectos dispersos a lo largo de nuestra tumultuosa vida. Estos momentos son valiosos. Primero, porque resultan gozosos en sí mismos; y segundo, porque nos impulsan a explorar las aventuras de la vida.
Como aprendí de mi maestro Tal Ben Shahar, para mí, la enseñanza más importante en la literatura de la atención plena es que una vida espiritual no se encuentra en un destino lejano, sino en el aquí y en el ahora.
Como dice Eckhart Tolle, “no busques la paz. No busques ningún otro estado que en el que te encuentras ahora. De lo contrario, desatarás un conflicto interno y una resistencia inconsciente. Perdónate por no estar en paz. En el momento en el que aceptes tu intranquilidad completamente, tu intranquilidad se convertirá en paz. Cualquier cosa que aceptes completamente te llevará a eso, te llevará a la paz”.
Ese es el milagro de rendirse de entregarse.
Este día te quiero pedir que durante alguna actividad que realices, te des la oportunidad de experimentar la atención plena, no importa lo que elijas; lavar los platos, conversar con alguien, atender un cliente, tomar una taza de té, lo que sea que hagas, hazlo en total conciencia, como si nada más existiera, y cuando los pensamientos invadan tu mente con amor respira y vuelve aquí regálate “este momento” por qué “solo este momento existe”.
A través de la meditación, al estar presentes podemos convertir lo mundano en sagrado, lo ordinario en extraordinario.
En las palabras de Tich Nath Han, “en todo momento podemos decidir acercarnos más a nuestro espíritu o alejarnos de él”.