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    Quintana RooCancúnHasta siempre Sandro Muller, siempre presente en Cancún

    Hasta siempre Sandro Muller, siempre presente en Cancún

    Sandro Muller Rolandi dejó de estar físicamente con nosotros para estar siempre en el corazón de Cancún

    Opinión

    Este jueves, Sandro Muller Rolandi dejó de estar físicamente con nosotros, un empresario y filántropo que aportó un gran legado en la historia de Cancún. Propietario y fundador del restaurante Casa Rolandi’s, Muller también fue cónsul honorario de la Confederación Helvética en la Ciudad de Cancún.

    Procedente de Suiza, llegó a Cancún en 1976 para desempeñarse como gerente del Restaurante Mauna Loa, antes de incursionar en la industria restaurantera. En los 70’s abrió su primer restaurante Pizza Rolandi’s en Av. Coba y en los 80’s Casa Rolandi’s en Plaza Caracol, que se convirtió en el más popular en aquellos días.

    Con el paso de los años, Müller logró consolidarse en el ramo gastronómico, abriendo la señorial Casa Rolandi, el Hotel Boutique Villa Rolandi, y extendiéndose a otros lugares como la Riviera Maya, Miami y la Ciudad de México. Su partida deja atrás un gran legado para la ciudad, con sus restaurantes que son, sin duda, cartas culinarias extraordinarias del destino, y que han recibido galardones como los 5 Diamantes de la AAA.

    Muller también fue el precursor de la legendaria cofradía «La Chaine des Routisseurs», a la que confirió su heredada tradición culinaria, nutriéndola y enriqueciéndola a lo largo de cuatro décadas. Le sobrevive su hijo Daniele, quien heredó la industria culinaria antes de que su padre partiera de este mundo, y a quien encomendó la preservación de la dinastía culinaria.

    En nuestra edición 14 de Junio-Julio de 1994 nuestro querido Sandro Muller Rolandi fue el anfitrión de la sección Coleccionables.

    No es adiós. Es hasta siempre.

    Porque este siempre cuenta desde el día que llegaste y decidiste extender tus raíces en la arena, como hace el manglar increíble que nos rodea; porque formaste una familia formidable y enseñaste a hombres y mujeres el arte de servir delicias en la mesa; porque le diste a los cancunenses lugares de encuentro que hoy llamamos nuestros; porque dejas el legado de tu finísimo “savoir faire”…

    ¡Hasta siempre, Sandro, hasta siempre!

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