En un hecho sin precedentes, el gobierno de Estados Unidos presentó cargos por narcoterrorismo y apoyo material al terrorismo contra Pedro Inzunza Noriega y su hijo, Pedro Inzunza Coronal, presuntos líderes del Cártel de los Beltrán Leyva. Se trata de la primera vez que un grupo criminal mexicano enfrenta cargos de esta naturaleza bajo la legislación estadounidense.
Una nueva estrategia legal: narcoterrorismo
La acusación marca un cambio en el enfoque del Departamento de Justicia, que en esta ocasión utilizó la orden ejecutiva 14157, firmada por el presidente Donald Trump. Esta disposición clasifica a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, lo que permite aplicar leyes más severas contra sus integrantes.
Durante una conferencia de prensa convocada por la embajada estadounidense en México, voceros del Departamento de Justicia anunciaron que esta es la primera acción penal derivada de la recién creada Unidad de Narcoterrorismo del Distrito Sur de California. Según las autoridades, buscarán imponer penas de cadena perpetua a los principales acusados.
Operaban una red global de fentanilo
El gobierno de Estados Unidos responsabiliza a los Inzunza por liderar una de las redes de producción y tráfico de fentanilo “más amplia y sofisticada del mundo”. La investigación se vincula directamente con un operativo realizado en diciembre pasado por el gobierno mexicano, donde se incautaron más de 1,500 kilos de esta droga sintética, considerada la principal causante de muertes por sobredosis en EE. UU.
Más acusados por lavado y narcotráfico
Además de Pedro Inzunza padre e hijo, cinco integrantes más del Cártel de los Beltrán Leyva fueron acusados, aunque con cargos tradicionales como narcotráfico y lavado de dinero. Todos ellos enfrentarán juicio en la Corte del Distrito Sur de California.
Esa misma corte también lleva procesos contra otros miembros destacados del Cártel de Sinaloa, incluyendo a Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y a Ismael Zambada Sicairos, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada.
Implicaciones para la lucha antidrogas
Esta acusación abre una nueva fase en la estrategia estadounidense contra los cárteles mexicanos. Al etiquetar sus actividades como terrorismo, se amplía el margen legal para sanciones más duras, persecuciones internacionales y congelamiento de activos. También sienta un precedente que podría escalar las tensiones diplomáticas entre ambos países y alterar la cooperación bilateral en materia de seguridad.
Estados Unidos deja claro con este movimiento que no sólo combate el tráfico de drogas, sino que lo asocia directamente con amenazas a su seguridad nacional.