El empresario Elon Musk ha vuelto a justificar su obsesión por convertir a la humanidad en una especie multiplanetaria, y esta vez lo hace mirando cientos de millones de años hacia el futuro. Según explicó en una reciente entrevista, la vida en la Tierra está condenada a desaparecer debido a la lenta pero inevitable expansión del Sol.
Una amenaza astronómica a muy largo plazo
Musk estima que, en unos 450 millones de años la temperatura terrestre será tan elevada que la vida dejará de ser posible. “El Sol se está expandiendo gradualmente”, declaró. Esta es la base de su nuevo argumento: crear una civilización autosuficiente en Marte como “seguro de vida” para preservar la existencia humana.
Aunque el plazo parece remoto, Musk sostiene que el momento de actuar es ahora. Desde su perspectiva, no se trata solo de poner una bandera en el planeta rojo, sino de construir una ciudad completamente autónoma que pueda subsistir sin ayuda de la Tierra.
Del apocalipsis a la autosuficiencia marciana
La idea no es nueva. Ya en 2018, Musk hablaba de Marte como refugio en caso de una catástrofe global como una tercera guerra mundial. Sin embargo, su discurso ha evolucionado. Ahora plantea una amenaza más distante pero inevitable: la muerte térmica del planeta por obra del Sol.
“La colonia debe ser capaz de sobrevivir si la Tierra desaparece o pierde la capacidad de enviar suministros”, insiste. Para lograrlo, SpaceX trabaja en el desarrollo de Starship, un megacohete reutilizable diseñado para transportar humanos y cargamento de forma económica hacia Marte.
Obstáculos técnicos y optimismo sin freno
Aunque Starship ha realizado ocho vuelos hasta ahora —dos en 2025—, los resultados han sido mixtos. La última misión concluyó con la explosión de su etapa superior. No obstante, SpaceX ya prepara un nuevo intento, a la espera de fijar la próxima fecha de lanzamiento.
Los cronogramas de Musk también han cambiado con el tiempo. En 2011 prometía llegar a Marte con humanos en una década. Ahora proyecta un aterrizaje no tripulado en 2026 y una misión tripulada antes de 2030, algo que muchos expertos consideran excesivamente optimista.

Críticas y advertencias desde la comunidad científica
La ciencia no niega que el Sol terminará por hacer inhabitable la Tierra. Sin embargo, estudios recientes apuntan a que esto no ocurrirá en 450 millones, sino en al menos mil millones de años. El doctor Keming Zhang, de la Universidad de California en San Diego, asegura que el verdadero peligro a medio plazo sería el efecto invernadero desbocado, no la expansión solar inmediata.
Por su parte, el exastronauta y actual senador estadounidense Mark Kelly cuestionó directamente la lógica de Musk: “Tierra a Elon: si nosotros nos incineramos, Marte también”.
Contexto político y presupuestal: ¿avance privado ante retroceso público?
La exploración espacial gubernamental enfrenta un duro panorama. La propuesta de presupuesto de la Casa Blanca para 2026 incluye un recorte del 24 % para la NASA, afectando especialmente su Dirección de Misión Científica. Esto pondría fin a programas clave como el Retorno de Muestras de Marte o el proyecto lunar Gateway.
Paradójicamente, el mismo presupuesto aumenta la financiación para misiones humanas, lo que podría beneficiar indirectamente a SpaceX como aliado estratégico. En un contexto de retrocesos estatales, las ambiciones de Musk podrían convertirse en la única vía activa para avanzar en la conquista de Marte.
¿Seguro de vida o distracción costosa?
Para Musk, la colonización de Marte no solo es una necesidad física, sino una expansión espiritual de la conciencia humana. Pero la duda persiste: ¿es realmente el camino correcto enfocarse en un futuro lejano cuando el planeta enfrenta crisis ambientales y sociales urgentes en el presente?
La historia juzgará si esta apuesta por un mundo lejano representa la salvación de la especie o una huida visionaria que ignora los retos más inmediatos. Por ahora, el proyecto “Ocupar Marte” sigue en marcha, con SpaceX al frente de una carrera que mezcla ciencia, filosofía y ambición sin límites.