Estas personas son las que piensan ‘a mí no me va a pasar’ o que el coronavirus es un invento; y suelen portar consigo amuletos o tener cualquier otra forma de reacción que se traduce como la negación ante la realidad que estamos enfrentando. Este comportamiento no es nuevo; se describe como el ‘Pensamiento Mágico’ y se encuentra arraigado en muchas culturas y especialmente en la nuestra. Ahí se reflejan lo mismo supersticiones que creencias religiosas; igualmente las de quienes hablan del karma o de quienes creen que el destino está escrito, por citar algunas. Tiene su origen en las creencias heredadas del sincretismo nacido de la mezcla, entre la cultura prehispánica y la colonial de lo cual somos el resultado.
En los medios aparecen fotografías y algunas imágenes de ciudades del país con tráfico como si fuera un día normal y del transporte público lleno de usuarios amontonados y algunos sin cubrebocas. Comprobamos así comportamientos similares cerca de nosotros, por ejemplo, en los supermercados.
Este pensamiento mágico es más común dentro de las comunidades indígenas como en San Pedro y San Pablo Ayutla, un pueblo ‘Mixe’ en las montañas de Oaxaca. Sus pobladores afirman que el virus no les va a hacer nada porque ellos son muy fuertes, pero a la vez, critican a los párrocos y sobre todo al obispo de lugar, por haber cerrado las iglesias al público, y los habitantes les reclaman que, si ellos les enseñaron a creer en Dios, ¿entonces, por qué están dudando? -Ahí el pensamiento racional del por qué cerraron las iglesias, está fuera de su comprensión.
Mientras que un grupo grande de compatriotas le dé más credibilidad a su pensamiento mágico que al entendimiento lógico de las cosas, vivirá convencido de que existe un ente supremo a quien responsabilizar de su destino en lugar de tomar las riendas del mismo.
Me despido de ustedes cuídense mucho, porque le vamos ganando pandemia.
@Cristinalcayaga