El domingo la carroza se vuelve calabaza: Carlos Loret de Mola

A la presidenta Sheinbaum le está urgiendo un pleito con Trump. Enfrentarse al presidente americano es lo que mejor le sienta en las encuestas y en su imagen internacional. Y lo que estamos atestiguando estos días es que su popularidad acumula tres meses cayendo y su imagen internacional está a punto de sufrir un duro golpe este domingo.

Cuando la doctora Sheinbaum arrasó en las elecciones presidenciales trató de presentarse al mundo con la narrativa de que en el país famoso por su machismo habría una Presidenta con A. Esta narrativa no cristalizó por el escándalo internacional que desató su inmediato respaldo a la reforma judicial. La historia de la mujer que rompía el techo de cristal derivó en la mujer que rompía la democracia. El dólar subió dos pesos por la incertidumbre económica que genera la elección de jueces y la preocupación de que México se estuviera convirtiendo en una autocracia. La doctora Claudia pasó de la Presidenta con A a la Autoritaria con A.

Pero llegó Trump al rescate. Involuntariamente, los ataques de Trump contra México y la serena respuesta de la presidenta Sheinbaum la reposicionó en su imagen internacional: ya nadie hablaba de la Autoritaria con A, sino de la Heroína con A que había logrado -con “cabeza fría”- domar a la bestia y sortear sus agresiones.

La posición de la presidenta de México frente a Trump le dio un impulso en las encuestas. Su popularidad estaba muy muy bien, y creció aún más. Según la serie de Alejandro Moreno en El Financiero, al tomar posesión tenía 70% de aprobación y en febrero -unos días después de la toma de posesión de Trump- ya tenía 85%. Fue el clímax. A partir de ese 85% ha venido cayendo sistemáticamente hasta llegar a 77% en la medición de este mes de mayo.

Y además está lo del domingo. La elección de jueces le recordará al mundo quién es realmente la presidenta de México. Volverá la imagen de una mujer autoritaria que impulsa una elección fraudulenta, una elección sin el concurso de la oposición (como sólo pasa en las dictaduras), que además permitirá a los narcos empoderarse y que sólo servirá para que ella controle a los jueces, y se vaya haciendo realidad el temido pronóstico de que México camina a un régimen de partido único.

Como en el cuento de La Cenicienta, el domingo sonarán las doce campanadas. Se escucharán en todo el mundo. Lo reportará la prensa internacional. Se acordarán inversionistas del peligro. Y se romperá la ilusión de la deslumbrante carroza y regresa la maltratada calabaza.

Entonces, la presidenta, para regresar a la ilusión de varita mágica, necesitará echar mano de Trump y volver al tono de la plaza: ¡no somos piñata de nadie!, ¡somos un país soberano!, ¡subordinación no! y demás desplantes. A lo mejor las remesas son un buen pretexto.

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