El discurso de Sheinbaum que me hubiera gustado: Carlos Loret de Mola

Mexicanas y mexicanos:

Este domingo, México vivió una jornada electoral histórica que buscaba abrir las puertas del Poder Judicial a la voluntad popular, con el propósito de hacerlo transparente, alejado de toda corrupción, cercano al pueblo y más justo para todas y todos.

La reforma al Poder Judicial no fue fruto de una ocurrencia ni de un capricho. Andrés Manuel López Obrador, el dirigente político que más ha recorrido el país, el único que puso pie dos veces en cada municipio de México, escuchó el clamor del pueblo por la falta de Justicia y puso sobre la mesa la necesidad de una reforma. No se trataba de la opinión de un presidente o la propuesta de un movimiento político. La corrupción, inoperancia, lentitud y privilegios que privan en el Poder Judicial constituyen un diagnóstico que comparten académicos y especialistas nacionales e internacionales, activistas y defensores de derechos humanos, y también la oposición partidista. En México, todas y todos estamos de acuerdo en que se necesita reformar el Poder Judicial.

La elección judicial de este domingo buscaba atacar esas causas. El proceso fue diseñado para que jueces, magistrados y ministros no sean determinados por arreglos cupulares, sino por el respaldo popular. Sin embargo, no se puede hablar de respaldo popular cuando el 88% de la gente no votó.

Estoy convencida de que muchas veces de buena fe -para explicar de manera sencilla la manera de votar en una elección ciertamente compleja y con ello impulsar que la participación fuera mayor-, algunos liderazgos políticos y partidistas se permitieron métodos que dieron pie a irregularidades. Al final, el objetivo de que la participación fuera mayor no se logró y por ello, las irregularidades cobraron mayor relevancia estadística.

Nuestro movimiento emana de la denuncia histórica de los fraudes electorales. Desde la lucha del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 hasta las de Andrés Manuel López Obrador en este siglo, nuestro movimiento ha dado batallas incansables por limpieza electoral. La apertura democrática en México no se entiende sin esas batallas. Por eso mismo, no podemos permitir que el juicio de nuestros adversarios, pero sobre todo el juicio de la Historia, nos equipare a Salinas o a Calderón.

La democracia no puede salir debilitada de un proceso diseñado para fortalecerla.

Y la democracia implica el concurso de todos. No se puede hacer una reforma del Estado sin el consenso de la oposición y de las minorías. Nosotros fuimos relegados en el pasado cuando las cúpulas del PRIAN se ponían de acuerdo para pasar por encima de los intereses del pueblo. Nosotros no somos iguales. Una Reforma Judicial sin el concurso de la oposición no corresponde a la altura democrática que queremos dejar como cimiento de la Transformación que impulsamos.

Hoy quiero recoger una de las grandes enseñanzas de nuestro líder, Andrés Manuel López Obrador: no basta la legalidad, es indispensable también la legitimidad. Por todo ello, hoy nos toca reconocer que aunque la elección judicial es legal, carece de la legitimidad que nuestro movimiento se ha puesto como meta.

Por ello, hoy anuncio que el gobierno federal desconocerá formalmente los resultados de la elección judicial para impulsar una nueva convocatoria a elecciones judiciales, como parte de una nueva Reforma Judicial en la que buscaremos el consenso de académicos, activistas, especialistas y desde luego, la oposición partidista.

Como la primera presidenta con A, como la presidenta más votada en la historia de México, tengo el mandato de 36 millones de ciudadanos para continuar una Transformación. No para retroceder décadas el reloj de la democracia sino para consolidarla.

México merece instituciones que sean legítimas no sólo en lo legal, sino también en lo moral y lo político. Por eso hemos luchado y ese será nuestro legado para las décadas por venir. Así marcaremos la diferencia. Así consolidaremos la Transformación que tanto necesita este país.

Muchas gracias.

(Este es el discurso que me hubiera gustado escuchar de la presidenta de México. Lástima. En vez de algo así, me topé con una presidenta que se tapa los ojos y hace como que no pasó lo que todos vimos que pasó)

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